La ley que el estado de Arizona aprobó en el 2010 y que criminaliza a los inmigrantes sin visado fue anulada ayer en casi todas sus cláusulas aunque no el artículo más polémico. Ese epígrafe, el 2-b, permite a la policía interrogar sobre el estatus migratorio a cualquier persona sobre la que exista «sospecha razonable» de que se encuentra ilegalmente en el país.

El Tribunal Supremo estadounidense falló por cinco votos contra tres en la decisión de revocar las cláusulas ahora suspendidas y por unanimidad en la de mantener el artículo 2-b. Pero aún en ese apartado, la sentencia dice que puede ser objeto de demandas adicionales. Algo que va a ocurrir con total seguridad, ya que varias organizaciones de derechos civiles han denunciado este artículo por «discriminatorio» y esas denuncias no han llegado aún al Supremo.

Lo que decidió ayer el máximo tribunal es sobre la demanda que el Gobierno de Barack Obama había puesto contra la ley de Arizona. Pero Washington no denunció el texto por su presunto contenido racista o discriminatorio, sino porque, según él, se inmiscuía en sus competencias. Y el tribunal decidió que así es en los artículos que obligaban a que los inmigrantes lleven documentos que prueben que están legalmente en el país, en el que prohíbe a los inmigrantes sin visado solicitar un trabajo y en el que permite que se arreste a alguien solo por la sospecha de que no tiene visado. El Supremo declaró inconstitucional convertir en delito estatal la inmigración ilegal.

La derogación de esos artículos supone la de la mayoría de la ley y eso es una gran victoria para Obama. Washington se opuso desde el principio tanto a la de Arizona como a las de los otros cinco estados que aprobaron leyes similares. Todas esas normas se encuentran en diferentes instancias judiciales y a todas les afecta la sentencia del Supremo, que es inapelable.

Tema de campaña

La victoria de Obama es aún mayor porque todos los analistas esperaban un fallo contrario a su Administración. Además, el asunto de la inmigración se ha convertido en uno de los temas centrales de la actual campaña para las elecciones presidenciales. Sobre todo después de que el presidente aprobara la semana pasada una ley para aplazar al menos por dos años la deportación de cientos de miles de jóvenes inmigrantes sin visado.

Es seguro que la sentencia de ayer se convertirá en un importante argumento para la campaña como lo será el fallo sobre la reforma sanitaria de Obama que se conocerá el jueves.