Abandonados a su suerte y por la Justicia

La Verdad, A. AZPIROZ, 25-06-2012

Huyen de la muerte en sus países de origen pero en demasiadas ocasiones esta termina por alcanzarles antes de alcanzar un destino seguro. La historia de los refugiados está plagada de millones de dramas, acompañados, en la mayoría de los casos, de flagrantes injusticias. Uno de los sucesos con mayor repercusión en España de los últimos años fue el del buque ‘Wisteria’. A su llegada en 2005 al puerto de La Coruña, uno de sus marineros confesó cómo el capitán había tirado por la borda, en alta mar, a cuatro polizones descubiertos a bordo. El capitán era surcoreano, el barco de bandera panameña, el suceso sucedió en aguas internacionales y nunca se hallaron los cuerpos. Suficiente para que la Justicia española archivara el caso y los responsables salieran impunes. El capitán adujo que actuó así para evitar las complicaciones legales que le traerían los polizones al tocar puerto.

Javier Galparsoro recuerda a dos menores africanos que llegaron en 2009 a Vigo también como polizones en un barco noruego. Desconocían la posibilidad de solicitar asilo y, además, las autoridades decidieron que eran mayores de edad. No se les permitió desembarcar y se marcharon con el barco. El abogado denunció el caso y dos años después el Tribunal Superior de Justicia Gallego le dio la razón en una sentencia en la que condenó la vulneraron del derecho a la asistencia jurídica gratuita. «De aquellos chicos nunca se supo nada más. Solo espero que sigan vivos en algún lugar del mundo», expresa Galparsoro.

Pero la justicia a veces actúa a tiempo. En 1995 la Audiencia Nacional paralizó la expulsión de 15 kurdos cuando el avión que debía repatriarlos a Turquía ya había despegado. Una escala en Barcelona les permitió obtener el estatus de refugiados.

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