Bofetadas nazis

El Mundo, MANUEL JABOIS, 08-06-2012

ESPERO que se hayan enterado de las bofetadas que un diputado nazi le dio a una señora en un plató de Grecia: no es la sublimación de su ideología porque para eso se necesita un campo de concentración, pero mejor ir avisando. Ciertos tortazos son bienvenidos si queremos que Europa no desbarre, y ya lo siento por la dama, pero alguien tiene que sacrificarse antes de que la cosa vaya a más. Los nazis griegos han tenido un 6,9% de apoyo en las últimas elecciones, lo que equivale a un 6,9% de nazis con derecho a voto a la espera de otros privilegios, como mandar callar. Ya que se van a repetir comicios, me parece bien que uno de sus diputados se haya puesto a tirar vasos de agua y dar tundas públicas con un juicio pendiente por robo con pistola, pues de esta manera quien no haya sido avisado por su esvástica derretida, ya no tendrá excusa en la segunda vuelta. El nazismo nunca fue una ideología sino un modo de delincuencia. Quien busque algo debajo el odio del Mein Kampf se confunde de objetivo, pues su única profundidad es una superficie llena de gusanos. No hay estilo ni ideas en el racismo sino un balbuceo peligroso que siempre encontrará eco en el establo. Un nazi en televisión sólo puede terminar dando bofetadas ya sea diputado o presidente del Gobierno con doctorado, idiomas y Premio Nobel de Medicina, porque bajo el desprecio por razones de religión, nación o sexo, superadas ingentes capas de legitimidad democrática y «arrolladora personalidad», sólo aparecerá un burro despiojado que coceará si te acercas sin un palo. Las bofetadas nazis televisadas las bendigo vagamente; si es verdad que la audiencia manda, se esperan órdenes.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)