Cartas de amor al asesino casto

Breivik confiesa a los psiquiatras que lleva 11 años sin tener relaciones sexuales

El Mundo, PEDRO POZA MAUPAIN / Copenhague Especial para EL MUNDO, 19-04-2012

Entre los remitentes de los cientos de cartas procedentes de todo el mundo que Anders Behring Breivik recibe en la cárcel de Ila hay una amplia mayoría de mujeres. Unas se dirigen a él en tono maternal, otras muchas le proponen matrimonio. No lo tienen fácil. Y no porque se encuentre recluido en régimen de aislamiento, sino porque el asesino de Utoya, de 33 años, lleva por decisión propia desde los 22 sin mantener relaciones sexuales.
Así se lo ha hecho saber a Terje Torrisen y Agner Aspaas, los psiquiatras encargados del segundo informe sobre su salud mental: «En la última década no he tenido ninguna actividad sexual debido a mi papel en la Orden del Temple [la organización secreta antiislámica a la que Breivik dice pertenecer]. Considero el cuerpo un templo y prefiero concentrarme en relaciones duraderas».
Las misivas de admiradoras que le llegan ahora tampoco parecen interesarle demasiado. «Lo que más agradezco son las cartas de aquellos que están de acuerdo conmigo y con quienes puedo colaborar en el futuro. Eso es lo importante», explicó a los psiquiatras. «Cuando acabe el juicio comenzaré a escribirles. Estoy muy motivado: mi plan es establecer una red europea de militantes nacionalistas que pueda dirigir desde mi celda».
La prohibición de que Breivik accediese a su correo se levantó en enero, pero todos los envíos que le llegan son inspeccionados. Que figuren mujeres entre los «militantes» que recibirán sus cartas es improbable. Breivik afirmó en el juicio que no sirven para la lucha armada: «Para hacer lo que yo hice el 22 de julio no hace falta talento especial, pero una mujer habría sido incapaz».
Breivik asegura que su castidad es deliberada y que entre los 16 y los 22 años tuvo muchas novias. Una historia que desmonta, en declaraciones al diario noruego Dagbladet, uno de sus antiguos amigos: «Hablaba siempre de mujeres, pero nunca conocimos a ninguna. Que yo sepa, nunca ha tenido novia». Este mismo periódico, sin embargo, fue contactado por una mujer de origen tailandés algo que no casa con su obsesión por la pureza racial, que dijo haber entablado con él hace unos 10 años una relación «más sexual que amorosa». Recordó que iba siempre bien vestido y se preocupaba de su aspecto físico.
El asesino de Utoya, que en su manifiesto recomienda a sus correligionarios que antes de fotografiarse se apliquen un leve maquillaje y visiten el solario, se habría sometido a varias operaciones de cirugía estética. Sostiene que se ha operado la nariz porque se la rompieron «unos musulmanes» en una pelea. Versión que cuestionó ayer la fiscal Inga Bejer Engh, puesto que nada en su historial médico respalda la historia.
Diversos medios noruegos han revelado que Breivik viajó en diversas ocasiones a Europa del Este en busca de una esposa porque considera que allí las mujeres, a diferencia de las noruegas, ni están liberadas, ni exigen igualdad. Consta, al parecer, que ha visitado a mujeres en Minsk, la capital de Bielorrusia.
A pesar del alto concepto que tiene de sí mismo, la imagen que queda del Breivik de los últimos años es la de un tipo solitario, sin amigos, sin novia, que vivía con su madre y pasaba todo su tiempo levantando pesas o sentado delante del ordenador. Participando en foros ultraderechistas o en juegos de rol.
En su informe, los psiquiatras concluyen que «estaba casi siempre metido en su habitación, mientras la madre se ocupaba de todas las tareas prácticas, como la limpieza, la compra y la comida».

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