Sarkozy, contra los predicadores radicales

Impide la entrada al jeque Al Qaradaui y expulsará a quienes ataquen los valores del país Endurece aún más su discurso antiinmigración tras la muerte de Mohamed Merah

El Mundo, JUAN MANUEL BELLVER / París Corresponsal , 28-03-2012

Francia no quiere extremistas religiosos en su territorio. Nicolas Sarkozy anunció ayer que su Gobierno va a «acelerar los procedimientos de expulsión de ciudadanos extranjeros por motivos de orden público» y sugirió igualmente que quienes realicen «declaraciones infamantes» en contra de Francia o de los valores de la República no serán autorizados a entrar en el país.

El presidente galo adelantó estas medidas el martes por la mañana, durante el homenaje en el Elíseo a los agentes del RAID el cuerpo de élite de la policía francesa y otras fuerzas del orden y de emergencia implicadas en el desenlace del caso del asesino de la moto, el serial killer que aterrorizó a toda la nación durante las dos últimas semanas con sus sangrientos atentados yihadistas.

Tal vez Mohamed Merah muriera el pasado jueves, al no querer entregarse a los agentes que entraron a su casa para detenerle tras 32 horas de asedio y múltiples intentos de negociación, pero su fantasma sigue muy presente en la actualidad política y mediática gala. Sobre todo, desde que la cadena televisiva qatarí recibió el lunes en sus oficinas parisinas una llave USB con un montaje en vídeo de sus crímenes. Y también desde que el padre del pistolero amenaza con demandar al Estado francés por la forma en que falleció su hijo mientras el resto de la familia discute el modo más adecuado de enterrarle discretamente.

«Los extremistas aprovechan nuestras excesivas formalidades administrativas y nuestro deber es ser más eficaces. Es por ello que voy a implicarme personalmente para que aquellos predicadores que tomen nuestro sistema de valores como blanco permanente se queden en su casa. No les queremos en nuestro territorio», declaró el jefe del Estado en lo que muchos comentaristas han considerado una alusión directa al controvertido religioso fundamentalista jeque Yusef al Qaradaui, al cual le ha sido prohibida la entrada en el Hexágono para asistir a un congreso de la Unión de Organizaciones Islámicas de Francia (UOIF).

El predicador de 86 años, de origen egipcio y nacionalidad qatarí, está considerado como uno de los más influyentes del islam suní debido a sus intervenciones en el canal televisivo Al Yazira y posee pasaporte diplomático, por lo que teóricamente podría entrar en Francia sin necesidad de visado. Sin embargo, Sarkozy explicó ayer al mismísimo emir de Qatar, Hamad Bin Jalifa al Thani: «Ese señor no es bienvenido a nuestro territorio como tampoco lo son otros invitados a dicho congreso cuyos discursos son incompatibles con el ideal republicano».

Acusado de antisemitismo y con la entrada prohibida desde 2008 y 2009 en Gran Bretaña y Estados Unidos respectivamente, debido a sus consignas antisemitas, Al Qaradaui ha sido el primero a quien las autoridades francesas aplican esta nueva política y no será el último, puesto que en la reunión de la UOIF estaba igualmente prevista la participación del clérigo extremista egipcio Mahmud al Masri. Además de este férreo control de las fronteras galas puesto en marcha desde ayer, el jefe de Estado ha ordenado a la Dirección Central de Inteligencia Interior (DCRI), servicio de contraespionaje que se ocupa entre otras funciones de controlar a los islamistas radicales, «verificar de manera exhaustiva la situación en territorio francés de toda persona señalada por suponer un riesgo potencial para la seguridad nacional».

La seguridad es uno de los temas centrales de la actual campaña electoral a la Presidencia de la República. Por una Francia fuerte, reza el eslogan del candidato a la reelección Sarkozy, que estos días está demostrando con hechos su visión protectora y su capacidad para resolver las crisis más graves. Según algunos politólogos, la rápida identificación y neutralización del terrorista Mohamed Merah, que en las dos últimas semanas mató a tres niños y un profesor de religión en una escuela judía de Toulouse, así como a tres militares en Toulouse y Montauban (Midi Pyrénées), debería de beneficiar al jefe del Estado saliente en cuanto a su percepción pública.

Pero en las últimas encuestas de opinión, difundidas ayer, no se percibe un cambio radical respecto a la dinámica registrada hasta hoy. Tanto Ipsos como Ifop y Opinion Way apuntan al empate técnico en la primera vuelta, con ligeras variaciones entre los dos aspirantes mejor valorados: el socialista François Hollande y el propio Sarkozy. No obstante, sí se ve cierta progresión del líder de la Unión por un Movimiento Popular en la segunda vuelta, donde avanza entre 2 y 4 puntos, según los tres sondeos, que siguen dando ganador a Hollande. Este dato se explica porque los votantes el ultranacionalista Frente Nacional parecen cada vez más decididos a apoyar a Sarko en la segunda ronda en vez de quedarse en casa. Y su actuación en la crisis de Toulouse y las medidas posteriores podrían ser la clave de este cambio de tendencia.

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