El terrorista islamista intenta hacer el máximo daño hasta el final

La Vanguardia, , 23-03-2012

La negociación policial en un caso como el ocurrido en Toulouse persigue principalmente obtener información del interlocutor y, sobre todo, de sus movimientos dentro del inmueble donde se halla cercado. Esa información es muy valiosa para las unidades tácticas que, tarde o temprano, tendrán que entrar al asalto para poner fin al incidente.

La negociación con un terrorista de signo yihadista, que muy probablemente quiera morir matando, es algo distinta a una negociación con rehenes en manos de otro tipo de criminales. “Al terrorista de signo islámico, en los últimos momentos, suele asaltarle la idea de que no ha hecho suficiente daño y se precipitará a una acción final”, dice un experto en negociación policial que, por cuestiones de seguridad, solicita permanecer en el anonimato. “Es necesario provocarle hambre y sueño e intentar saber por dónde se mueve dentro de la vivienda”, añade este experto.

En líneas generales, cualquier enfoque negociador persigue ganar tiempo para la policía. “Cuando un incidente crítico se alarga en el tiempo, se torna menos crítico”, explica este negociador. Sin embargo, cuando el interlocutor es un terrorista que puede llegar a actuar con desprecio hacia su propia vida la cuestión es más complicada, aunque nunca tanto como si se tienen rehenes, que no era el caso de lo ocurrido en Toulouse.

Las reglas generales del negociador consisten en generar empatía con el interlocutor y arrancarle el máximo de información posible, tratar de trazar un perfil y averiguar si los rehenes peligran o no en el caso de que los haya. “Nunca hay que truncar las expectativas del interlocutor”, explica la fuente consultada. Hay que evitar las frases en negativo y fingir que se accede a estudiar cualquier petición por absurda que pueda parecer. “El interlocutor debe sentirse más o menos a gusto, por ello habrá que hacer ciertas concesiones y avanzar adecuadamente en el conflicto”, explica el experto. Con todo ello, y ganando tiempo, hay que averiguar cuál será el momento más adecuado para la intervención de los equipos de asalto.

La negociación policial es una disciplina especializada que nació en 1973 y sus precursores fueron el FBI y el departamento de policía de la ciudad de Nueva York. La crisis de los rehenes en la villa olímpica de la ciudad de Munich en 1972 fue el episodio que dio apertura a toda otra serie de conflictos con rehenes de signo terrorista.

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