Tolerante y retraída

El Correo, 16-03-2012

El ‘Barómetro 2011’ sobre la actitud de los ciudadanos vascos ante la inmigración es el reflejo de una sociedad abierta que se muestra paradójica – el estudio la califica de «ambivalente» – ante un fenómeno nuevo y de alcance limitado en el caso de Euskadi: tolerante y reservada, solidaria y precavida. Es probable que la encuesta recoja los efectos más contradictorios de la crisis. La tasa de inmigración en Euskadi resultaba ya tan baja como reciente era la afluencia de personas a la búsqueda de una vida digna entre nosotros. Su integración laboral no ha entrado nunca en competencia con los autóctonos. Lo cual se refleja en la diferencia que existe entre la percepción de la inmigración como «problema» general y como asunto personal. Además el hecho de que la recesión haya llegado a invertir el sentido de la corriente migratoria en el conjunto de España y también en Euskadi ha inducido grandes dosis de humildad. El estallido de las burbujas de prosperidad impide que el natural de aquí se vea tan exitoso como llegó a sentirse en los años de un crecimiento que parecía meritorio. Hace tiempo que la mención al ‘efecto llamada’ dejó de operar como argumento de controversia política y reflejo de autosatisfacción de una sociedad opulenta. Quizá por eso la respuesta de los encuestados trasluce una predisposición a que los inmigrantes se hagan partícipes de los derechos universales a la sanidad o a la educación – puestos en cuestión por la crisis fiscal – , junto a la indiferencia que suscita su presencia entre ciudadanos que tienen sus propios motivos de preocupación, en relación al paro y a otras vicisitudes económicas y de bienestar. Es elocuente que la sociedad vasca siga condicionando la integración del inmigrante a su permiso de trabajo. No se trata más que del requisito con el que cada vasco cataloga la integración social relativa de sí mismo y, sobre todo, de sus conciudadanos. El empleo se convierte en la razón última de la ciudadanía. Aunque los autóctonos sigan pensando que el trabajo más cualificado será para ellos porque no se imaginan otra inmigración que la que han conocido durante los años de bonanza.

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