La Unión Europea alertó ayer acerca de la situación migratoria en Grecia y se comprometió a aportar más fondos a los programas de control de fronteras y asilo comunitarios. «La situación en Grecia sigue siendo preocupante. Se han hecho progresos, pero queda mucho por hacer y hemos dado muchas recomendaciones a las autoridades griegas», aseguró la comisaria de Interior, Cecilia Malmstrom.

En el 2011 se detectaron 60.000 inmigrantes irregulares en la frontera entre Grecia y Turquía, pero el país heleno carece de fondos para controlarla. La situación ha llevado a la agencia migratoria Frontex a alertar de la situación inhumana de hacinamiento en los centros de retención.

Para evitar estos problemas, Grecia anunció la construcción de un muro de más de 200 kilómetros en la frontera con Turquía, algo que enojó todavía más a las autoridades europeas, que apuestan por más personal y control. «La frontera griega es como la puerta abierta de un granero», afirmó ayer la ministra del Interior austríaca, Johanna Mikl-Leitner. «Tenemos que incrementar la presión en Grecia; no puede ser que un Estado miembro que no hace sus deberes se salga con la suya», advirtió. Austria hizo ayer frente común con más países para presionar a Grecia, un país que según diversos estudios es el origen del 80 % de la inmigración ilegal de la UE.

Los 27 se comprometieron a aportar más fondos y recursos a Frontex y la oficina de asilo, EASO, pero acabaron su reunión sin lograr un acuerdo sobre la estrategia futura.