El imán de Terrassa

La Vanguardia, , 08-03-2012

ABDESLAM Laarusi, imán de la mezquita de Terrassa, está siendo investigado por la Fiscalía porque en sus sermones de los viernes a mediodía pudo haber “instado a los fieles a corregir con actos de violencia física y psíquica las conductas desviadas de sus mujeres”, aleccionándolos de paso sobre la forma más adecuadas de pegarlas. La Fiscalía ha solicitado a los Mossos d’esquadra la transcripción de tales sermones para decidir si suponen un delito de incitación a la discriminación, al odio y a la violencia por razón de sexo, tipificado en el Código Penal con penas de hasta tres años de prisión.

Los Mossos d’esquadra, que desde hace meses realizan discretas labores de vigilancia para detectar brotes radicales, han elaborado un atestado que incluye indicios de delito. Según dicho informe, el imán pudo haber dado sugerencias sobre cómo golpear a las mujeres (con un bastón, los puños o las manos), sobre cómo aislarlas en el domicilio conyugal y negarles relaciones sexuales. Todo ello, haciéndose eco de la textualidad de pasajes del Corán como este: “¡Amonestad a aquellas que teméis que se rebelen, abandonadlas en el lecho, golpeadlas!”. Por su parte, fuentes próximas al imán –que el martes se negó a declarar– no se cansan de manifestar su extrañeza ante estas acusaciones, ni de señalar que siempre ha respetado a su familia, se ha expresado con justeza y se ha alejado de extremismos.

Mientras la investigación no concluya, lo pertinente es mantener la presunción de inocencia del imán. La prudencia y la mesura son bienvenidas en asuntos que atañen a la convivencia entre comunidades culturales y religiosas diversas. También lo es el mutuo respeto. La noticia relativa a las palabras del imán ha aflorado en vísperas del día internacional de la Mujer, que se celebra hoy, y no debe ser evaluada hasta que no se esclarezca con detalle. Dicho esto, procede exigir al imán atención a las normas –desde la Constitución hasta la Declaración de los Derechos Humanos– que rigen en el país donde habita desde hace doce años y han nacido sus cinco hijos. Tanto por su función como por la de la mezquita de Terrassa –una de las mayores de Catalunya–, Abdeslam Laarusi debe atenerse a la ley. No cabe pedirle, obviamente, que altere el texto del Corán. Pero, de confirmarse lo que sostiene la investigación, el imán habría incurrido en una intolerable y perseguible apología del maltrato a las mujeres. Por todo ello, la justicia debe esclarecer cuanto antes este caso. Es obligado observar las leyes locales, preservar la convivencia y, llegado el caso, castigar a quienes, al vulnerarlas, delinquen.

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