El absentismo escolar crece en Sestao por los trabajos de temporero

El Correo, IVÁN ALONSO, 01-03-2012

El trabajo manual en el campo, sobre todo la recogida de la fruta y de la uva en los meses de septiembre y octubre, sigue afectando a la tasa de absentismo escolar que se da en Sestao, un municipio con una fuerte presencia de inmigrantes y de familias con tradición temporera. Según datos del Ayuntamiento, el pasado curso escolar al menos 17 menores no fueron a clase durante un mes seguido para realizar labores relacionadas con el trabajo agrícola en general. En total, se registraron 47 casos de absentismo escolar, que la administración trata de atajar para garantizar el derecho a la educación de todos los menores de edad.

La falta de asistencia a clase continuada sin una causa de fuerza mayor que la justifique es lo que se conoce como absentismo escolar. A partir del 20% de ausencias durante un mes es cuando se activan los protocolos contra esta falta que, según los expertos, afecta sobre todo a los niños criados en familias con precariedad económica o que, como en este caso, realizan trabajos temporales fuera de su residencia habitual.

La mayor parte de las ausencias detectadas por los servicios sociales de Sestao duraron un mes: 25 estudiantes de Primaria y la ESO. El propio Ayuntamiento aclara que coinciden «con momentos en los que se necesita mano de obra en el campo para realizar labores de recogida». Le siguen los que llegan a desaparecer de clase durante un periodo de dos meses y que forman un grupo de 15 personas. Por último, en cuatro y dos casos se ausentaron tres y cuatro meses, respectivamente, y sólo un alumno faltó del aula durante seis meses.

Pérdida de ayudas

Cuando se detectan estas situaciones, el área de Acción Social cuenta con un equipo de intervención socioeducativa que trabaja codo con codo con la familia para tratar de abordar los problemas de fondo, tanto si son de orden económico como psicológico o social. El Ayuntamiento también tiene una medida de presión económica para intentar provocar la vuelta del joven al aula, y es que si la familia es perceptora de la renta de garantía de ingresos se incluye una cláusula por la que la podría llegar a perder si se niega a escolarizar al menor. Sestao suele encontrar esta actitud entre núcleos de etnia gitana, que tienden a mostrar una actitud muy recelosa hacia la educación en general. De todas formas, fuentes municipales aclaran que éste es un remedio extremo que, en la práctica, no suele usarse por las consecuencias que para el bienestar general de todos los miembros familiares puede llegar a tener.

El absentismo escolar preocupa tanto que ya en 2003 el Gobierno vasco, la Diputación y Eudel pusieron en marcha un programa con una serie de protocolos para atajar este problema que es «una realidad muy significativa en zonas metropolitanas deficientemente integradas o desfavorecidas, sobre todo entre inmigrantes, minorías étnicas y familias desestructuradas».

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