Quedarse en la «orilla de la seguridad» o ir allá donde el paisaje se adivina frondoso está en manos de cada uno. Ellas han optado por la segunda opción y por ello esperan sentadas cada semana a la espera de la visita de quienes por fin deciden traspasar la orilla. ‘Las Garaipen’, así se definen las mujeres inmigrantes que se reúnen todas las semanas en el primer piso de la Casa de Cultura de Tolosa. Todas ellas activistas feministas, trabajan en la construcción del liderazgo social y multicultural de las mujeres, una realidad todavía invisible que poco a poco se está empezando a ver.
Bajo la filosofía de «crecer juntas», este nuevo proyecto nace del área de Igualdad del Ayuntamiento con el objetivo de mostrar el apoyo necesario a las mujeres inmigrantes de la villa y sus alrededores debido a la «dificultad añadida» con la que se encuentran en su día a día. Ana Murcia, una de las representantes de Garaipen y de este nuevo espacio, comenta que la idea de crear el grupo surgió en octubre y que actualmente se encuentran en una primera fase «comunicativa», en la que están dando a conocer su labor en la calle. «Son muchas las ideas que han surgido desde entonces, pero no hemos podido darnos a conocer debidamente. Repartimos unos papeles morados por las calles para que la gente sepa de nuestra existencia. Todavía somos desconocidas para nuestro público y queremos abrirnos lo antes posible. Sin embargo, somos conscientes de la delicadeza de este tema y del requerimiento de un trabajo de telaraña que hay que ir tejiendo poco a poco», dice. Según afirma la activista, gracias a este espacio las mujeres pueden sentir un apoyo que ayudará directamente en su integración y facilitará la convivencia como ciudadanas.
«No es fácil plantarte a vivir en un lugar desconocido. Tu vida cambia totalmente, tienes que volver a rehacer tu vida y agradeces que los que te rodean te lo faciliten o por lo menos no te lo dificulten. Somos conscientes de la poca información de la que disponen los inmigrantes para informarse de cosas que pueden resultarnos simples o básicas y nos gustaría cambiar esa realidad y lograr una cierta igualdad para que estas mujeres se sientan cómodas, unas ciudadanas más», añade Ana Murcia.
Las personas que deciden acercarse, pueden conversar y resolver sus dudas los miércoles en la Casa de Cultura de 16.30 a 18.30 horas de la tarde. De esta manera, las responsables detectan los posibles problemas que puedan tener las mujeres inmigrantes en la villa y analizan la situación para mejorarla en el futuro. «En este caminar, nos hemos acercado a ellas porque desgraciadamente, todavía la mujer sigue estando en un segundo lugar, sobre todo, las inmigrantes. Todas ellas provienen de culturas diferentes y es fácil que debido a ello no comprendan ciertos aspectos. Pero gracias a este espacio y las conversaciones que mantenemos tanto nosotras como ellas con las demás mujeres, son conscientes de la importancia de sus derechos y del diálogo en la familia», cuenta la activista.
De momento, disponen de una lista de tres o cuatro personas, pero con el tiempo esperan mejorar la cifra. Una vez que se configure un grupo mayor y se logre cierta confianza entre las interesadas, la asociación afirma que el proyecto se abrirá a los demás ciudadanos en materia de igualdad. «Tampoco nos preocupa la cantidad, trabajamos dándole importancia a los procesos individuales. Aún así, esperamos llegar a más número de gente, estamos muy ilusionadas pero necesitamos la confianza de los ciudadanos y de verdaderas guerrilleras de la vida».