nigeriano de 34 años en paro voluntario de cruz roja

«Me gusta mucho la gente y no quiero estar sin hacer nada mientras no encuentro trabajo»

La Voz de Galicia, 07-12-2011

«Por la mañana, Cristina, Andrea, Javier, Álex y Adrián. Por la tarde, Rosario, Carmiña, Emilia, Manuela y Anita en el primer viaje; y en el segundo, Venancio, Alejandro, Luciano, Pili y otra señora que creo que se llama Ubaldina…». Aunque todavía habla español con alguna dificultad y no conoce bien los nombres de las calles y de las localidades en donde los recogen, Ibrahima Diabate Ojo enumera casi de corrido las personas a las que ayuda en cada una de las rutas del transporte adaptado en las que colabora. Nació en Nigeria hace 34 años, y allí trabajó para la empresa cervecera Guinness hasta que viajó a España, hace tres. «Hice un curso con Cruz Roja en Ceuta cuando estaba en el campo de inmigrantes», explica Ibrahima, que lleva alrededor de un año en Lugo.

Nada más llegar a la ciudad amurallada se puso en contacto con la oficina provincial de la entidad humanitaria, y desde entonces es voluntario en el programa de transporte adaptado. Como esta temporada está en el paro, colabora de lunes a viernes mañana y tarde, a tiempo completo. «Lo que no quiero es quedarme en un sitio sin hacer nada mientras no encuentro empleo», desvela, antes de indicar que cada día ayuda a 22 personas.

Por las mañanas, la mayoría de los usuarios son niños y adolescentes con algún tipo de discapacidad a los que reparten por los colegios. Por las tardes, son ancianos con alzhéimer que acuden al centro de día de alzhéimer, un dispositivo de titularidad autonómica que gestiona la asociación de familiares de enfermos de Lugo (Afalu) en un bajo situado en la calle Juana la Loca.

Casi todos tienen problemas de movilidad y parte de ellos están en silla de ruedas. Ibrahima les ayuda a subir y a bajar al furgón en sus casas y en los centros a los que acuden. En la furgoneta va un conductor.

«Relación muy buena»

«Me gusta mucho estar con la gente y la relación que tengo con ellos es muy buena. Les ayudo a subir y a bajar del furgón. ¡Ya nos están esperando!», sonríe el hombre, que en este momento está sin trabajo. Confiesa que su sueño es trabajar con Cruz Roja. Pero mientras su situación se pone en regla, vive con varios compatriotas que sí tienen trabajo y que le ayudan a subsistir.

El destino y especialmente la disposición que tiene para echar una mano han querido que Ibrahima sea voluntario de Cruz Roja en Lugo, a miles de kilómetros de su hogar. «En Lugo hace mucho frío, en mi país no hace frío. Todo el año hace sol y también hay mucha lluvia, pero aquí estoy bien», comenta.

Ayuda en el transporte adaptado de niños con discapacidad y ancianos

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