«Cuando me marché estaba vivo», afirma el acusado de un asesinato en Bilbao

El Correo, IVÁN ALONSO, 23-11-2011

El juicio por el asesinato de J.F.A., el hombre de 56 años que en junio de 2009 apareció muerto en su domicilio del barrio bilbaíno de La Cruz, arrancó ayer en la Audiencia de Bizkaia con la declaración del principal sospechoso, un joven de origen argelino que nunca ha negado que conoció a la víctima y, posteriormente, le acompañó a su domicilio para mantener relaciones sexuales, pero que ayer rechazó su participación en el crimen y sugirió la implicación de terceras personas. Mientras la defensa ha pedido su absolución, tanto el Ministerio fiscal como la acusación particular, que representa a la familia, han insistido en su culpabilidad y piden 17 años de cárcel, en un caso, y 18 en el otro, por un delito de asesinato con ensañamiento y alevosía, o, alternativamente, 13 por homicidio.

Tranquilo y acompañado por un intérprete, el único encausado abrió la ronda de declaraciones contestando sólo a su abogado, elegido en turno de oficio. Previamente, el letrado había solicitado a la magistrada que se atrasara la vista al alegar que no había tenido tiempo para preparar la defensa porque su cliente estaba ingresado en prisión preventiva en la cárcel alavesa de Nanclares de la Oca y no en la de Basauri. Pero la magistrada se negó.

«Nunca jamás en mi vida he hecho tal cosa». Con esta frase comenzó el joven el relato de lo sucedido la noche del 26 al 27 de junio de 2009, cuando supuestamente conoció a J.F.A. cerca de la ría mientras éste tomaba una cerveza. Tras presentarse y hablar, según su relato, la víctima le propuso que le acompañara a su casa «para beber y escuchar música». El acusado añadió que aceptó la invitación porque tenía miedo de volver a ser agredido por dos magrebíes, que poco antes le habían insultado e incluso intentado acuchillar en la cara.

Una «presencia extraña»

Una vez en el domicilio, y siempre según el procesado, comprobó que allí no había alcohol, y que además J.F.A. se encontraba en estado de embriaguez, volcando el contenido de armarios y haciendo eses por la vivienda. Fue entonces cuando la víctima le propuso mantener relaciones sexuales, «algo que siendo árabe y musulmán me daba vergüenza», pero a lo que finalmente accedió inducido por la cocaína y éxtasis que había tomado.

Su relato, sin embargo, se volvió confuso tras admitir que cuando se consumó el acto sexual sintió «una presencia extraña» dentro de la casa y creyó oír la voz de los dos marroquíes que le habían agredido horas antes, por lo que decidió salir de la vivienda mientras oía a la víctima decirle «vuelve, vuelve». Según su declaración, en ese momento J.F.A. aún estaba con vida y no volvió a verle más.

La acusación, sin embargo, aseguró que hay constancia de que el acusado estuvo en el lugar de los hechos, por las huellas dejadas y por una discusión en la que, al parecer, golpeó a J.F.A. en la cabeza para dejarlo aturdido en el suelo, provocándole después la muerte por asfixia con una funda de neopreno rellena de arena y una almohada. El juicio con las pruebas periciales de los forenses y las declaraciones de la Policía se reanudará mañana a las 12 horas.

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