conmoción en el barrio de santutxu

Un perturbado aterroriza Bilbao con una cacería humana

Armado con un cuchillo de 17 centímetros de hoja, mató a un profesor jubilado e hirió a otras seis personas en Santutxu

El Correo, IKER ALAVA BILBAO., 15-11-2011

120 segundos de auténtico pánico. Dos minutos en el que el corazón de Santutxu se convirtió en el escenario de «una película de terror», en un baño de sangre. Dos minutos en los que Kepa Mallea, un profesor jubilado de 65 años, perdió la vida y seis personas más resultaron heridas a manos de un joven, de 31 años y nacionalidad iraní, que la emprendió a cuchilladas con todo el que se interpuso en su camino.
Este macabro 14 de noviembre de 2011 quedará grabado en la memoria de todos aquellos que viven en el populoso barrio bilbaíno. En sus cabezas se repite una misma frase: «cualquiera podía haber sido Kepa». Eran las nueve y media de la mañana cuando se dispararon todas las alarmas. Santutxu había levantado hacía ya tiempo su persiana y retomaba la plena actividad tras el fin de semana. Por la calle Zabalbide, una de las principales vías de la zona, se podía apreciar mucho movimiento, como un día cualquiera. Desde padres que acababan de dejar a sus hijos en la guardería, estudiantes que cogían el metro para ir a sus centros, trabajadores desayunando en los locales de la zona, hasta gente que realizaba sus compras diarias en el supermercado o en el mercado de Santa Clara.
Precisamente en ese punto se originó la tragedia cuando, según confirmó el consejero vasco de Interior, Rodolfo Ares, el asesino, identificado con las siglas B.A.K., increpó a una pareja. La discusión, según algunas fuentes, pudo haber comenzado en el interior del metro y los jóvenes intentaron refugiarse en el mercado. Allí les seguía esperando su agresor. Testigos presenciales aseguraron que el homicida golpeó a la mujer, a lo que su novio respondió con un puñetazo. Fue en ese momento cuando el detenido esgrimió un cuchillo de cocina de «grandes dimensiones» de 17 centímetros de hoja, según apuntó la Ertzaintza que llevaba oculto entre la ropa. Aitor se convertía así en su primera víctima. En medio de la carretera, junto a la parada del metro de Zabalbide, le propinaba «totalmente histérico» una puñalada en la pierna.
Gritos de auxilio
Los gritos de su novia alertaron a los comerciantes. Nuria, de Baños Santutxu, llegó a pensar que «se trataba de una riña de tráfico», pero las llamadas de auxilio auguraban un conflicto mucho más grave. Juan Antonio Zuluaga, quien llegara a ser precandidato a la presidencia del Athletic en 2007, presenció la escena desde su negocio de Bombas Imborsa, a escasos tres metros. «¡Eh, qué haces!», le intentaron intimidar los comerciantes de la zona. Lejos de cesar en su actitud, el joven iraní acuchilló en el abdomen a la pareja de Aitor después de que ésta tratara de frenarle golpeándole con el bolso en la cabeza. El siguiente en cruzarse por su camino fue Pedro Luis, a la postre uno de los héroes. En su intento de persuadir al agresor, este vecino recibió un corte en el hombro. La histeria se desató en la calle. El vecindario no sabía dónde meterse.
Ante ellos, un hombre «con la mirada perdida» apuñalaba a quien se cruzara por su camino con un cuchillo «más grande que los que tengo yo en mi casa», declaraba una testigo. La gente corría. No sabían hacia dónde, pero buscaban un refugio donde hallarse seguros. Algunos optaron por esconderse en el supermercado Ercoreca; otros decidieron dirigirse al Erronda Berri. B.A.K. no lo dudó y, «de forma errática», puso rumbo hacía el establecimiento hostelero. Se desató el pánico. Por el camino, el individuo tuvo tiempo de herir a otra mujer antes de alcanzar el bar. En la misma puerta del establecimiento se encontró con otra de sus víctimas. Había elegido el peor momento para salir del local. El iraní la dejó herida. Pero la carnicería aún no había finalizado. Quedaba todavía lo peor.
El Erronda Berri, donde mucha gente se encontraba desayunando, se había convertido en una ratonera. Hubo personas que se escondieron en la cocina; otras que lo intentaron en el baño. Estefanía no pudo llegar allí. Antes notó «un fuerte calor en la espalda». Pensaba que se debía a los empujones y a la tensión del momento. No era así. El agresor le había alcanzado por detrás. Tras ver el arma, la joven de San Ignacio, que había acudido a Santutxu a realizar un trabajo con unas compañeras, llegó a pensar que «me iba a rematar». La herida, con la ropa empapada de sangre, pudo sentir a corta distancia al homicida, que, enfurecido y fuera de sí, recorrió con la mirada a los clientes.
Héroes
Allí se encontraba Kepa. Según declaró el concejal de Seguridad Ciudadana, Tomás del Hierro, este vecino de Santutxu quiso mediar en el violento episodio y parar al perturbado, pero fue imposible. B.A.K. «se ensañó con él» y le propinó numerosas acuchilladas que le provocaron graves heridas. Kepa murió casi en el acto, pese a que las asistencias sanitarias trataron sin éxito de reanimarle. La tragedia pudo haber adquirido mayores dimensiones de no ser por la valentía mostrada por los vecinos de Santutxu. No quedaba otra que desarmar al joven iraní que seguía actuando de forma totalmente «indiscriminada». Pedro Luis no lo dudó y se puso el traje de héroe. A pesar de sufrir un corte en su hombro, tuvo el valor de entrar en el bar. Antes cogió una baldosa que se encontraba en la puerta del establecimiento se iban a realizar unas obras y se dirigió hasta el asesino. Apoyado por otros transeúntes, consiguió reducir al homicida. Apenas habían pasado 120 segundos desde que el homicida se enzarzara con la pareja. Pocos minutos después llegó la Policía Municipal, que procedió a su detención para posteriormente pasar el caso a disposición de la Ertzaintza. Lo peor había pasado, pero aún quedaba evaluar el estado de los heridos. A la espera de que llegaran las ambulancias, varios residentes se dirigieron al centro de salud situado en la plaza Haro para reclamar la primera ayuda sanitaria. A las diez de la mañana, el panorama era desolador. Para quienes no habían sido testigos de lo ocurrido, las sirenas hacían presagiar que algo terrorífico había ocurrido. Sangre derramada por la carretera, por las aceras… Mujeres heridas atendidas en unos bancos improvisados como camillas; otra refugiada en el cercano taller de Opel. Allí trabaja Natalia, que acababa de salir de desayunar del Erronda Berri y había dejado en el bar a sus hermanas Cristina y Laura. «Lo he pasado muy mal», recordaba. Otra mujer sufría una crisis nerviosa y era evacuada al hospital de Basurto.
Psicosis en el barrio
Comenzaba entonces la investigación de la Ertzaintza. Agentes de la Policía Autónoma colocaban un biombo en la cristalera del bar y empezaban el análisis del lugar del crimen. La zona permaneció acordonada hasta prácticamente las dos de la tarde, mientras los vecinos seguían contrastando sus diferentes versiones. La psicosis llegó hasta un gimnasio próximo al lugar del macabro suceso. Minutos antes de la cacería, un individuo de aspecto sospechoso se había colado en las instalaciones de ‘Nivel 3’ con una «mirada desencajada pero sin decir nada». El rumor corrió como la pólvora y, entre los clientes del equipamiento deportivo, se llegó a pensar que se trataba del asesino.
Mientras, frente al Erronda Berri se seguían congregando vecinos incrédulos ante el episodio vivido. A las 12.20 horas se produjo el levantamiento del cadáver de Kepa. El barrio seguía consternado. No había rincón de Santutxu donde no se hablara de lo acontecido. Llamadas por teléfono, mensajes de móvil… Toda información era poca para saber si algún conocido se encontraba entre las víctimas. A la tarde, un ramo de flores y una vela reposaban en el establecimiento. Los más curiosos seguían peregrinando hasta el lugar donde horas antes se había vivido una auténtica pesadilla.
Anoche, dos de las seis personas heridas por arma blanca habían sido dadas de altas. Se trataba de Aitor y Pedro Luis, que fueron atendidos en el hospital de Galdakao de heridas leves. Las cuatro mujeres, por su parte, permanecen hospitalizadas. Dos de ellas fueron intervenidas quirúrgicamente y presentan pronóstico grave. Mientras tanto, el detenido se encuentra en dependencias policiales tras ser atendido en Urgencias de Psiquiatría de Basurto, según informó el Departamento vasco de Interior.

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