El lenguaje del amor, según Erdogan

El líder turco reprocha a Merkel la exigencia de que los inmigrantes aprendan alemán

El Mundo, ROSALÍA SÁNCHEZ / Berlín , 03-11-2011

Reunión en la agenda oficial entre Angela Merkel y Recep Tayyip Erdogan. Nadie podía esperar declaraciones de amor ante un encuentro político que llegaba cargado de tensión. Y, sin embargo, ayer se habló de pasión, de la famosa pasión turca. Y de amor, sí. Cosas de los discursos alejados de la diplomacia, como el que el primer ministro turco trufó de romanticismo una crítica feroz a la canciller alemana. Para abrir boca, el mismo día en que se veían las caras, la acusaba desde las páginas del Bild de violar los derechos humanos de los inmigrantes.

«Quien plantea los conocimientos de alemán como la principal condición para obtener una situación migratoria legal atenta contra los derechos humanos», sostuvo Erdogan, insistiendo en la injusticia que, según él, crean los requisitos de la nueva normativa alemana de inmigración. «Si un emigrante turco en Alemania se enamora de una mujer en Turquía y quiere casarse con ella, en Alemania es visto como un error y se exige a la joven que primero aprenda alemán. Pero ¿cuál es el lenguaje del amor?», apuntó.

Cerca de tres millones de ciudadanos originarios de Turquía viven en Alemania, 700.000 de ellos con pasaporte alemán. Las autoridades germanas luchan contra las bodas pactadas entre familias, en muchos casos incluso con menores, y consideran el dominio de la lengua como un requisito imprescindible para lograr niveles mínimos de integración en la sociedad, condición que Erdogan, sin embargo, aprecia como una falta de sensibilidad.

«Los políticos alemanes desconocen los esfuerzos de integración de los tres millones de turcos que viven aquí», afirmó el primer ministro, que había acudido a Berlín para participar en los actos conmemorativos del 50º aniversario del acuerdo turcogermano que abrió las puertas a la emigración desde el país de Erdogan al de Merkel.

El aniversario ha sido celebrado en un ambiente de tiranteces y diferencias irreconciliables. En su discurso, Erdogan subrayó después que la integración «no puede fluir en un solo sentido», al tiempo que se quejó de las exigencias de «asimilación» del Estado alemán, que llegó a comparar con el antisemitismo.

Integración

Merkel, que mantiene su negativa al derecho de doble ciudadanía, respondió lacónicamente que la integración de los inmigrantes es «una cuestión clave para Alemania» y que el manejo de la lengua alemana resulta «fundamental para posibilitar el proceso educativo y la participación social».

La normativa de inmigración no fue el único asunto que marcó severas distancias entre los dos jefes de Gobierno. Erdogan expresó también sentidas quejas a Merkel por la falta de apoyo para la promoción de la adhesión de Turquía a la Unión Europea. «La política alemana debería hacer más en favor del ingreso de Turquía en la UE, ya que serviría de manera masiva a la integración», reivindicó. Y ante la total frialdad de Merkel, se mostró incluso despechado. «Precisamente porque los turcos tenemos sentimientos tan positivos hacia Alemania, nos sentimos dejados en la estacada».

El Gobierno alemán sigue siendo partidario de que la UE mantenga una asociación privilegiada con Turquía, en lugar de convertirse en miembro de pleno derecho. Esta diferencia soslayó el tono de la amenaza por parte del turco durante la rueda de prensa conjunta en la Cancillería de Berlín. «El objetivo de nuestro proceso de adhesión a la Unión Europea no sólo radica en el aspecto económico, sino que también están en juego las relaciones políticas y sociales. Es un todo».

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