Los pésimos resultados del alumnado de origen extranjero al final de la ESO (15-16 años), que distan de los que obtienen los adolescentes autóctonos en Catalunya, han quedado al descubierto tras el análisis por parte de un equipo de investigadores de la Fundació Jaume Bofill de la base de datos de la última edición de las pruebas PISA, auspiciadas por la OCDE,
realizadas en el 2009 y centradas en la comprensión lectora, en las que se utiliza el catalán. El director del trabajo, el catedrático de pedagogía de la UAB Ferran Ferrer, aseguró que los 82 puntos de diferencia, sobre un total de cerca de 500, entre los rendimientos de los inmigrantes y los catalanes de origen, constituyen «uno de los problemas más graves del sistema educativo catalán».
El estudio subraya que la distancia que separa a ambos colectivos se halla 40 puntos por encima de la media de la OCDE y es «casi 30 puntos superior a la media de la UE-15». En consecuencia, «en Catalunya el origen inmigrante de las familias condiciona el rendimiento en comprensión lectora en mayor medida que en el resto de países analizados», se afirma. Las diferencias entre autóctonos y extranjeros también son significativas en otras comunidades autónomas españolas que cuentan con un elevado porcentaje de inmigrantes, como es el caso de Madrid, aunque los 59 puntos de diferencia entre unos y otros quedan lejos de los 82 que se han contabilizado en Catalunya.

RED PÚBLICA El trabajo recuerda que más de un 80% del alumnado extranjero está escolarizado en los centros públicos y que es en ellos donde se da una diferencia más significativa entre los nativos y los inmigrantes: 94 puntos distancian a los primeros de los segundos. Dentro de la red pública es en aquellos centros donde se dan concentraciones de alumnado extranjero superiores al 25% donde se detectan mayores índices de fracaso entre los alumnos procedentes de fuera de España.
Ferrer opinó que los institutos rechazados por las familias autóctonas que acaban convirtiéndose en guetos y la ausencia de «un acompañamiento a las familias inmigrantes, por parte de la Administración, en el proceso de escolarización de sus hijos» juegan en contra de la obtención de buenos resultados entre los extranjeros. El catedrático de pedagogía añadió a las causas que generan malos resultados la ausencia de «expectativas altas sobre el alumnado extranjero», o al menos sobre un sector de ellos, entre el profesorado, algo que, cuando se produce, «mejora siempre los rendimientos».
El informe de la Fundació Jaume Bofill también traza el perfil del alumno extranjero matriculado en los institutos: la mayoría son inmigrantes de primera generación, que llegaron a Catalunya entre los 6 y los 11 años y que hablan castellano en su casa. Uno de cada dos ha repetido curso.

La prueba

Ferrer cuestionó ayer que en las últimas pruebas PISA (2009) se hubiera observado cierta mejora de los resultados, como se apresuró a afirmar el entonces conseller de Educació, Ernest Maragall. Según el catedrático Ferran Ferrer, la menor presencia en la muestra catalana de repetidores e inmigrantes que en el 2003 y 2006 no permite llegar a esta conclusión. En el 2009 la muestra tuvo 1.381 alumnos, 146 menos que en el 2006.