Rumanía ofrece ayudas para abrir un negocio a los que decidan regresar

Diario Sur, VICTORIA CONTRERAS, 09-10-2011

La ministra de trabajo de Rumanía, Sulfina Barbu, junto a la directora de gestión del Programa para el Desarrollo Regional de Rumanía, Adina Stefanescu, presentaron ayer a sus compatriotas, residentes en Málaga, distintas posibilidades para abrir un negocio en las zonas rurales de su país. Se trata de un proyecto financiado con ayudas recibidas del fondo europeo para impulsar la actividad económica en el país.

«La idea es ofrecer una oportunidad de trabajo a los que no tienen suerte en España u otros países europeos», declaró Stefanescu. Dadas las circunstancias económicas, son muchos los inmigrantes que se han encuentran en paro en la actualidad y se plantean el retorno.

La ministra de trabajo rumana, Barbu, explicó a los que acudieron a la reunión en el Centro Social de Nueva Málaga, que hay distintas opciones. Pueden crear un taller de moda, de cuero o de calzado, entre otros. También adquirir un terreno para cultivar o poner una granja para después comercializar los productos. O incluso, crear alojamientos y pensiones en ciudades de interés turístico.

Para comenzar todos estos negocios como autónomos, a condición de que se sitúen en el mundo rural, deberán presentar previamente el proyecto y una vez sea valorado, recibirán una financiación estimada en función del tipo de empresa y el valor del coste de la inversión.

Asociación de rumanos

Para más información sobre el proyecto, los que lo deseen pueden ponerse en contacto con la presidenta de la Asociación de Rumanos de Málaga, Elvira Croituru, mediante el e – mail: elvira2212@gmail.com o acudiendo a la sede que se ubica en calle Héroe de Sostoa, 66, donde también «prestan ayuda en otras cuestiones a los ciudadanos rumanos y entregan alimentos», según afirma la presidenta.

En Málaga, son cerca de 14.000 los rumanos que viven en la provincia. En la capital, más de 3.000, según el INE. Muchos llevan más de 10 años viviendo aquí. Trabajan, tienen una casa, sus familias, y se sienten integrados en la sociedad española. Es el caso de Dragos, que tiene un contrato fijo en un rent a car del aeropuerto y que por el momento no piensa volver a su país de origen, pero aún así quiso «estar informado por si cambia de opinión». No todos corren la misma suerte, por ello, se plantea este proyecto de ayuda a los que decidan regresar a su país natal.

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