Expulsan a una joven de un examen por llevar 'hiyab'

El Mundo, MARTA BELVER, 04-10-2011

Pongamos que se llama Fátima. El resto ya no es suposición. Tiene 14 años, le habían quedado las matemáticas para septiembre y, en medio del examen de recuperación, la obligaron a abandonar el aula por no querer quitarse el hiyab que llevaba puesto en la cabeza. La expulsión tuvo lugar a principios del mes pasado en un colegio público de la Comunidad de Madrid. Y el profesor que la decretó lo hizo porque, supuestamente, temía que la chica pudiera esconder bajo el pañuelo un dispositivo electrónico que le permitiera copiar durante la prueba.

El relato de los hechos lo desgrana Iván Jiménez Aybar, el abogado que se ha ocupado de la demanda de la familia y que también llevó el caso de Nawja, la joven que tuvo que cambiarse de instituto en Pozuelo de Alarcón para poder asisitir a clase con su velo islámico. Por el momento, Fátima sigue cursando sus estudios en el centro con «relativa normalidad» hasta que el claustro de docentes tome una decisión sobre ella.

«Relativa normalidad» porque «algunas profesoras, dos o tres, podrían estar incurriendo en un grave acoso escolar», según explica el letrado que defiende a la chica. Pese a ello, asegura que hasta ahora la dirección del colegio ha mostrado «muy buena disposición» para resolver el conflicto.

El régimen interno del centro en el que está matriculada Fátima, del que la familia ha preferido no dar detalles, prohíbe que los alumnos lleven puestas prendas que no permitan su identificación. «El problema es saber con qué criterio se va a aplicar esta norma», explica Jiménez Aybar.

A su juicio, se deberían seguir los mismos parámetros que utiliza el Ministerio del Interior para determinar la validez de las fotografías de los DNI; esto es, «que se vea el óvalo de la cara desde el nacimiento del pelo hasta el mentón». De hecho, Fátima está renovándose el carné y en el nuevo ya saldrá con su hiyab sobre el pelo.

La joven musulmana, de nacionalidad española, decidió este verano empezar a utilizar el velo islámico «por decisión propia», ya que ni su madre lo usa. «No me lo voy a quitar y no quiero cambiar de centro», dijo ayer la menor a ELMUNDO.es, que acudió a la entrevista con el pelo cubierto con una tela roja. «Allí todo el mundo me conoce, he sido delegada de clase y muchos profesores me aprecian o, mejor dicho, me apreciaban, porque ahora han cambiado su actitud conmigo. No entiendo por qué tienen tanto problema con mi pañuelo».

Su abogado dice que los detalles del supuesto mobbing a Fátima y del resto de los hechos relacionados con el uso del hiyab se han notificado ya al Servicio de Inspección de la Consejería de Educación, que «no se ha puesto en contacto aún con la familia».

Un portavoz del departamento que dirige Lucía Figar explicó ayer a este periódico que «no hay constancia» de que se haya presentado ninguna denuncia por acoso en el colegio. Respecto a la polémica del pañuelo, señaló que «la LOE establece que los centros tienen autonomía para hacer sus normativas» y que por ello se respetará su criterio.

La decisión sobre el futuro académico de Fátima la tiene que adoptar el claustro de profesores, que ha recibido un informe jurídico elaborado por Jiménez Aybar en el que razona «con argumentos de peso» por qué el uso del velo es compatible con el código de conducta que regula la convivencia en el colegio.

«No hay otra interpretación posible: sus normas de régimen interno dejan la puerta abierta a que se pueda llevar hiyab. No les queda más remedio que admitirlo o, en su defecto, cambiarlas», pronostica el abogado de la chica, que confía en que los docentes «reconsideren su postura inicial». También espera que «cese el supuesto acoso» al que se podría estar sometiendo mientras tanto a la chica.

La diferencia de este caso con el de Najwa es que en su instituto el reglamento impedía acudir al edificio con la cabeza tapada. En una sesión extraordinaria del Consejo Escolar celebrada en abril del año pasado para decidir si se modificaba la literalidad de ese texto para que la adolescente pudiera acudir a clase portando el símbolo de sus creencias religiosas, se optó mayoritariamente por el status quo. Y la chica tuvo que cambiar de centro.

En el colegio al que va Fátima, con el que M2 no ha podido contrastar esta información al desconocer su identidad, la prohibición sólo afectaría a las prendas que no permiten la identificación de los estudiantes.

«El asunto es más grave de lo que parece, porque los musulmanes que no conocen sus derechos, si les dicen que no pueden matricularse en determinado centro público, se buscan otro», expone el abogado de la menor. Y añade, con un deje de tristeza: «Aunque este sea mi trabajo, no lo hago con gusto. Hay que acudir a los tribunales para que se restituya el derecho de estas niñas y a veces tienen que pasar años hasta que eso ocurre».

Por su parte, la consejera de Educación, Lucía Figar, dijo que el centro ha dado unos días a la alumna «para ver si entra en razón». En declaraciones a Onda Cero recogidas por Europa Press, la consejera señaló que, en el caso de que quiera continuar usando el hiyab en clase, el centro tiene intención de aplicar el reglamento y «lo sancionarán como falta», solicitando a la familia el traslado a otro instituto que no prohíba su utilización.

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