CITA CON LAS URNAS EN UN PAÍS NÓRDICO

La ultraderecha noruega se estrella en las municipales

Retrocede el Partido del Progreso, al que perteneció el autor de la matanza de Utoya El Partido Laborista, principal víctima de los atentados, se erige en vencedor

El Periodico, ROBERT HARJU-JEANTY ESTOCOLMO , 14-09-2011

Las elecciones locales celebradas el lunes en Noruega, en las que se eligieron a los representantes políticos de 429 municipios y 18 condados, se vieron fuertemente influenciadas por los atentados sangrientos del pasado 22 de julio, en los que 77 personas perdieron la vida, la mayoría jóvenes socialdemócratas que participaban en una reunión del Partido Laborista en la isla de Utoya. El ultraderechista Partido del Progreso, en el que militó durante un tiempo el autor de esos atentados, Anders Behring Breivik, cayó seis puntos respecto a las anteriores municipales. El Partido Laborista se confirmó como la fuerza más votada.
Tras los sucesos de julio, el primer ministro noruego y líder del Partido Laborista, Jens Stoltenberg, recuperó la popularidad y su papel fue elogiado por toda la sociedad. El apoyo electoral de los socialdemócratas pasó del 29,6% de hace cuatro años al 31,6% del lunes pasado, menos, no obstante, del que se esperaba tras la ola de simpatía que se desató en el país hacia el Partido Laborista, principal víctima de los atentados.
El otro partido de la derecha noruega, el Partido Conservador (Hogre), que perdió muchos de sus afiliados tras los atentados de Oslo, fue la segunda fuerza más votada. Podrá conservar la mayor parte de las principales ciudades del país, entre ellas la capital.

MENOS EXTREMISMOS Según parece, muchos de los electores han pasado de apoyar a un partido de ultraderecha a dar su apoyo a otro partido de derecha menos extremista. Esta misma tendencia se observó también en la izquierda, donde tanto el Partido de Izquierda Socialista como el Partido Rojo (Rodt) perdieron votos.
Los resultados de los comicios revelan que los terribles hechos del pasado julio acabaron influyendo más en la decisión de los electores que una campaña electoral floja que solo consiguió movilizar al 62,6% de los electores, pese a los llamamientos a la participación realizados por todos los partidos como respuesta a los atentados.
Para muchos analistas, estas elecciones municipales tenían el valor de examen tras la masacre perpetrada por Breivik, cuyo ideario xenófobo puso al Partido del Progreso y su discurso contra los inmigrantes en el punto de mira.
Si se extrapolasen los resultados de las elecciones a nivel nacional, el bloque de izquierda perdería la mayoría absoluta de que goza en la actualidad, al lograr 81 de los 169 diputados del Parlamento. Los laboristas incluso perderían un escaño para quedarse en 63, a pesar de la popularidad del primer ministro.
Los partidos de la coalición de derecha no obtendrían por sí solos mayoría absoluta, a no ser que pactaran con el Partido del Progreso, que perdería su condición de segunda fuerza más votada y vería reducidos a menos de la mitad sus actuales 41 escaños.

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