Efosa Okusum era un viejo conocido de la Policía. Había sido detenido en ocasiones anteriores por tráfico de drogas e infracción de la Ley de Extranjería. Además, como tantos otros en esas calles, jugaba al gato y al ratón: había utilizado cuatro nombres falsos, según los registros policiales, y varias de las detenciones que pesaban contra él eran por requisitorias judiciales, es decir, por no haberse presentado ante la autoridad judicial cuando le fue requerido. El lunes, cuando murió, dicen que huía, aunque esta vez no de la Policía. Sus compatriotas recuerdan su imagen de triunfador, mostrando su fotografía con sombrero de ‘cowboy’, sentado sobre el capó de su cochazo azul.