Adiós al mes de privaciones

Diario Sur, CARLOS CERDEÑA, 27-08-2011

Es viernes, son las tres de la tarde y más de cien personas permanecen de pie frente a la Mezquita del Rey Abdulaziz Al – Saud. Los más de treinta grados y el sol abrasador no parece disuadir a los fieles. El viernes es el ‘día de Gloria’ para los musulmanes, el llamado Yuma. En el interior de la mezquita cerca de 200 devotos más de Alá se concentran escuchando al imán, que habla en árabe sobre la importancia de leer el Corán y del mes sagrado del ramadán, que este año coincide casi exactamente con el mes de agosto.

La religión de Mahoma ha logrado también adeptos occidentales, que deben aprender a combinar los horarios de la sociedad en la que viven con las necesidades espirituales de sus sagradas escrituras. No resulta sencillo privarse de bienes, y el calor estival no hace más que complicarlo. Mansur, que en árabe significa ‘el victorioso’, trabaja en la oficina de empleo de Marbella y acude a la mezquita cuando tiene ocasión. Antes de descubrir el islam hace unos años su nombre era José Carlos Sánchez. «El ayuno de comida y bebida es lo más fácil del ramadán, lo más difícil, por decirlo así, es cuidar los deseos, no tener malos pensamientos», asegura Mansur.

«Empecé haciendo ramadán poco a poco: el primer año hice unos cuántos días, el segundo me fui a Marruecos en bicicleta y había días que hacía muchos kilómetros y no podía hacer ramadán. El tercero ya sí, gracias a Dios, y cada vez es más fácil, más bendito, y se ve todo más estupendo», explica Mansur, que afirma que el islam le ha cambiado la vida. Su familia al principio no estaba convencida, hace aproximadamente cinco años cuando se aproximó por primera vez a la religión, pero ahora está casado con una musulmana igual que él, que también se ha convertido a la fe de Mahoma. «Convertido no, me da pena. Un español, un andalusí se ha reencontrado, es una vuelta», interviene Allal – Bachar, imán de la mezquita de Marbella.

Los musulmanes tienen que hacer al menos cinco oraciones obligatorias al día durante el mes del ramadán: al alba, al mediodía, a medianoche, cuando se pone el sol y durante la noche. Todas ellas mirando a La Meca. «¿Para buscar bien la posición? El iPhone es ideal», comenta entre risas F’aiz, que significa ‘triunfo’. F’aiz trabaja en administración de fincas en Marbella y es el primer año que celebra el ramadán tras convertirse al islam. «Los primeros días es un poco ‘shock’ al sistema, falta agua, tienes sed y mucho calor. Estar trabajando también es un poco duro, pero después de dos o tres días ya cada vez estás mejor», sostiene F’aiz. «Cuando pasa el día 15 te entra una pequeña tristeza de pensar que se acaba, no hay un mes como ramadán, y la fuerza que cojas te va a dar energía y entereza para el resto del año, así que es importante poner la intención de estar limpio», apostilla Mansur.

F’aiz, cuyo nombre era Robert Leslie, es de ascendencia india e inglesa y lleva años residiendo en la Costa del Sol. «Yo vengo de una familia de cristianos. Mi padre era cristiano de los de misa cada domingo, pero mi abuelo por parte de padre era musulmán», explica. Después de años estudiando sus raíces F’aiz se decidió a dar el paso hace solo unos pocos meses y se muestra muy satisfecho del cambio, «simplemente parece que encaja», asegura.

Países musulmanes

Las duras condiciones a las que se somete el cuerpo humano durante este mes pasan factura en el ámbito laboral. Son famosos los casos de los deportistas de élite que no pueden rendir como es habitual debido al ayuno. F’aiz, que afronta el reto por primera vez, ha buscado alguna medida para sobrellevar mejor la dificultad. «Lo que he hecho ha sido dividir el día en pequeños trozos según las horas de rezo. Así al principio, cuando era difícil, decía “Mira, sólo son fases de cuatro horas”. Es mentalizarte un poco al principio», explica.

Dado que España no es un país musulmán, las jornadas de trabajo no se reducen debido a esta celebración religiosa, algo que sí sucede en algunos países de mayoría islámica. «Ayer estaba hablando con un amigo mío que está trabajando en Qatar y me decía que durante el mes del ramadán los musulmanes trabajan de ocho a 12.00 horas de la mañana. Yo estoy haciendo ramadán y trabajo de siete de la mañana a seis de la tarde, hay que adaptarse», concede F’aiz.

Allal – Bachar lleva treinta años al frente de la mezquita de Marbella, que es una de las nueve más antiguas que se encuentran en España. «El ramadán no existe en el islam solamente, el mensaje divino es uno. Todas las religiones tienen un ramadán, una estación para arrepentirse, para entender la necesidad de los demás, porque el planeta es para todos», manifiesta el imán. «El ramadán es una escuela donde aprendemos a controlarnos, para sentir que nosotros somos seres humanos con libertad, no esclavos de nuestros deseos como ahora. Hay gente que puede morir por el Barça o por el Madrid hoy en día. El ser humano se ha convertido en un robot esclavo», concluye el líder espiritual.

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