Los ánimos están caldeados en Peñíscola, y es que el incidente del pasado miércoles, en el que unos vendedores ilegales agredieron a dos policías, no ha dejado indiferente a nadie. Comerciantes, empresarios, Ayuntamiento y Subdelegación salieron ayer para poner de relieve una situación que, además de endémica, es un caldo de cultivo para conflictos que podría tomar un cariz muy grave. El problema se agrava por la conducta de los turistas que obstruyen la labor de los agentes, quienes, además de las agresiones, tuvieron que soportar los abucheos o insultos de cientos de personas congregadas en el paseo marítimo, acusándoles de racistas. Carlos García, presidente de la Agrupación de Empresarios Turísticos de Peñíscola explicó que este verano las ‘hordas de manteros’ «han llegado por oleadas. Tras una redada desaparecían, pero siempre vuelven».