LA "BANLIEUE" BRITÁNICA También han saqueado niños de 11 años y brillantes universitarias con pista de tenis en casa

Pilla y corre

La Vanguardia, PLÀCID GARCIA-PLANAS - Londres Enviado especial , 12-08-2011

La pulsión por el pillaje es universal, y Londres posee un lugar inigualable para hablar del tema: el British Museum, toneladas y toneladas de piedra y mármol que son todo menos british.

Hay enormes leones asirios, grandes puños egipcios, templos enteros pillados por el mundo, pero la estrella son los frisos, metopas y frontispicios que lord Elgin se llevó del Partenón entre 1801 y 1805.

El bar del British Museum, junto a tanto tórax tomado un poco por la jeta, es un lugar ideal para repasar la prensa británica, que ha empezado a poner rostro a los saqueadores de esta semana.

“Nos dijeron que eran gente pobre, sin esperanza, desesperados – escribe The Daily Telegraph-.Pero conforme los saqueadores detenidos van siendo citados por el juez, aparecen estudiantes universitarios, la hija de un rico hombre de negocios o un niño de 11 años”.

Laura Johnson, por ejemplo. Tiene 19 años, es hija de un alto ejecutivo con residencia en una antigua granja reconvertida de Kent, con mucho terreno y pista de tenis. Pasó por escuelas de prestigio, donde aprobó con las mejores notas italiano, francés, literatura, geografía y civilización clásica. Pero ha sido acusada de algo no demasiado civilizado: robar productos eléctricos por valor de 5.000 libras (5.700 euros) en una tienda de Charlton, sur de Londres. Laura estudia Filología Inglesa e Italiana en la Universidad de Exeter, una de las diez mejores universidades de Inglaterra, según The Times.

O el caso de un niño de 11 años de Essex cuyo nombre no se ha hecho público por razones legales. Junto a una veintena de amigos, saltó por la ventana rota de un comercio y se llevó lo que no era suyo. No es el robo del siglo: pilló una papelera. Pero ha pasado ante el juez.

Probablemente estos y otros muchos casos similares no son mayoritarios y se enmarcan en la segunda oleada de saqueadores, los que se encontraron con las puertas ya reventadas, demasiado niños, lentos o estúpidos para escapar de la policía, pero rompen muchos estereotipos sobre el saqueo.

Como el mármol del Partenón. Grecia lo reclama y el British se agarra a lo que se llevó. En la sala donde se expone el saqueo,un folleto deja claro que lord Elgin pidió permiso a la autoridad otomana para llevarse el producto expuesto y que “el consejo de administración del museo cree que las esculturas son una herencia que trasciende las fronteras”.

Atenas insiste en zanjar lo que considera un pillaje histórico y Londres quiere acabar con el pillaje de esta semana. La prensa hace campaña para que la gente denuncie a los que revientan tiendas y Scotland Yard ya está empleando una sofisticada tecnología de reconocimento facial – se podría aplicar en los Juegos del 2012-para identificarlos.

En otros tiempos, estos saqueadores habrían pasado por la Torre de Londres, que, puestos a saquear, expone una golosina insuperable: las joyas de la corona de Inglaterra.

Es el juego de las tentaciones. Anexa a la sala acorazada donde se exhiben hay una cuca tienda de recuerdos, y ahí, a escasísimos metros del tesoro imperial, venden un juego – Outrage!-que invita a… “¡robar las joyas de la corona!”. En varias modalidades, de la versión barata – 9,99 libras-a la de madera carísima – 15.000 libras: dan ganas de mangarlo-.

Dentro de la sala acorazada, una cinta transportadora va desplazando a los inocentes turistas por las urnas de cristal… Si la corona del Estado Imperial cayera al suelo y se fragmentara, ¿cuántos de estos respetables turistas se meterían uno de los 2.868 diamantes, 269 perlas, diecisiete zafiros, once esmeraldas o cuatro rubíes en el bolsillo?

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