JAIME LÓPEZ / Londres Especial para EL MUNDO

De los fogones a la autodefensa

Los cocineros de un restaurante de lujo intimidan a los saqueadores con sus cuchillos

El País, , 10-08-2011

Cientos de londinenses se unieron ayer, coordinados por distintos llamamientos en las redes sociales, para ayudar a limpiar el daño causado por la tercera noche de disturbios y saqueos en la ciudad. Armados con escobas, guantes y bolsas de basura, los voluntarios se acercaron a los barrios más afectados de la capital para mostrar su solidaridad con los comerciantes afectados por la violencia y asistir en el proceso de recuperación.

En el peor momento de saqueos y desórdenes públicos que ha vivido Londres en los últimos años, un grupo de cocineros demostró a sus vecinos de Notting Hill que todo el mundo puede comportarse como un héroe. Los comensales del restaurante The Ledbury, que tiene dos estrellas en la Guía Michelin, fueron atacados mientras cenaban por una turba de 20 pandilleros. Armados con bates y con los rostros tapados con pañuelos y capuchas, los delincuentes hicieron añicos la puerta de cristal de la entrada y asaltaron a los clientes del prestigioso local robando sus billeteras, bolsos y relojes.

El chef y sus pinches, que elaboran sofisticados platos que cuestan unos 80 euros cada uno, pasaron a la acción y salieron de la cocina con cuchillos y otros utensilios para intimidar a los ladrones.

Los gamberros del barrio huyeron despavoridos, pero después de desvalijar otros locales cercanos decidieron regresar al restaurante para terminar el trabajo.

Sin embargo, entre el primer y el segundo asalto los empleados tuvieron los reflejos de esconder a algunos comensales en la bodega de vinos. «Fueron unos momentos muy tensos, pero la verdad es que no queremos hablar de lo ocurrido, queremos bajar el perfil y seguir con nuestro trabajo. También por respeto a los otros locales de la zona que no tuvieran tanta suerte», dijo ayer el maître del famoso restaurante en una breve conversación con EL MUNDO.

The Ledbury, un lujoso restaurante con terraza en el corazón de este turístico barrio de Londres, intentaba recobrar ayer la normalidad. Algunos empleados tapiaban los ventanales con maderas para evitar daños en eventuales nuevos disturbios, mientras que los camareros se esforzaban en atender con esmero a los escasos clientes sentados en las mesas.

Lousie Yang, una programadora informática que estaba cenando con su marido cuando sucedió el incidente, dijo que los jóvenes todos de raza negra entraron en el establecimiento destrozando todas las mesas y los vasos. «Yo intenté guardar en el bolsillo mi anillo de bodas, pero fui demasiado lenta», recuerda. «Cuando me di cuenta, ya había uno de esos gamberros que quería robar mis joyas».

Después de la segunda embestida, los camareros intentaron quitar el miedo en el cuerpo sirviendo copas de vino y otros licores.

El dueño de otra tienda cercana, John Tate, tapiaba ayer las ventanas de su negocio de venta de muebles para evitar más daños. «Lo que ocurrió ayer [por el lunes] en este barrio era la anarquía absoluta, no había policías por ninguna parte y había más de 200 pandilleros destrozando tiendas y escaparates», señaló a este periódico.

Los vándalos eran los dueños de las calles, aseguró Tate, cuyo negocio está situado a pocos metros de la esquina entre Talbot Road y Ledbury Road, en Notting Hill. «Quemaban contenedores, destrozaban los cristales de los coches y de los escaparates, y asaltaban las tiendas que más les gustaban», agregó.

«En esta misma avenida quemaron dos coches y tuvieron tiempo para colocar una moto sobre uno de ellos para ver si explotaba», indicó el dueño de la tienda.

Mientras el Gobierno ha aumentado el número de policías de 6.000 hasta los 16.000 para controlar la situación, muchos empresarios y responsables de pequeños negocios empiezan a hacer números de los destrozos. Cerca de 100 tiendas de ultramarinos han sido saqueadas, al igual que unas 50 de teléfonos, varios supermercados de comida, establecimientos de ropa y cadenas de electrónica.

El principal centro de distribución de Sony en el barrio de Enfield, en el norte de la capital británica, fue arrasado por el fuego el lunes por la noche y al menos 450 personas ya han sido detenidas en estos cuatro días de disturbios callejeros consecutivos. La edad media de los violentos manifestantes es de entre 20 y 24 años, y varios arrestados tenían sólo 11.

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