Internacional

Los londinenses piden mano dura frente a los amotinados

El despliegue de 16.000 policías contiene los disturbios en la capital, pero la violencia se desborda en Manchester

ABC, MARCELO JUSTO / SERVICIO ESPECIAL EN LONDRES, 10-08-2011

Con autorización para el uso de balas de goma, 16.000 policías en las calles, y amenazas de fuertes castigos, el primer ministro, David Cameron, respondió el martes a la reclamación popular para que empleara el ejército y declarase el toque de queda frente a los saqueos y desmanes en Londres y otras ciudades británicas. Los diputados de las zonas afectadas, los comerciantes y la población reclaman una mayor protección y más mano dura. Con despliegue militar incluido. Pero el primer ministro intenta combinar la fuerza de la autoridad con la tradición de una imposición del orden por medios civiles y con una Policía reacia a emplear cañones de agua o gases lacrimógenos.

El caso es que los disturbios no dejan de extenderse por todo el país. El despliegue policial consiguió contener la violencia en Londres durante esta noche. Sin embargo, los disturbios aumentaron en Birmingham y Manchester, donde ya hubo algunos movimientos la noche del lunes. Y alcanzaron otras ciudades como Wolverhampton y Nottingham.

En el centro de Manchester, al norte de Inglaterra, se vivió el episodio más tenso de la noche con un enfrentamiento de casi dos mil jóvenes contra la policía, además del saqueo e incendio de varias tiendas. Las fuerzas de seguridad tomaron el centro de la ciudad y se suspendió el servicio de transporte público en tranvía.

A pesar de la violencia, de momento los desórdenes sólo se han cobrado una víctima mortal: un joven de 26 años falleció en un tiroteo con los pasajeros de otro vehículo en el barrio de Croydon, al sur de la capital. El ambiente se volvió aún más tenso con este suceso y la noticia del balístico que reveló que Mark Duggan, cuya muerte fue el detonante de los disturbios, no disparó a la policía como se había informado en un principio.
La ofensiva de Cameron

En un intento de recuperar la iniciativa, el primer ministro visitó los lugares arrasados, conversó con bomberos y saludó a los vecinos. Y tras reunirse con el Comité de Emergencia «Cobra», subrayó que adoptará todas las medidas necesarias para restaurar el orden. «Lo que hemos visto es asqueante. Esto es simple delincuencia y no la toleraremos. A los que la cometieron les digo que van a sentir todo el peso de la ley. Si tienen edad para cometer estos delitos, tendrán edad para afrontar las consecuencias de sus acciones», aseveró el primer ministro.

El comisario que de forma interina está al mando de la Scotland Yard, Tim Godwin, descartó que se fuera a llamar al Ejército para lidiar con la crisis. «Esta noche saldremos a la calle con una presencia mucho más fuerte», señaló. Más de 560 personas han sido arrestadas durante los disturbios o como consecuencia de la investigación posterior, y más de 100 han sido formalmente acusadas de delitos violentos. La Policía Metropolitana difundió asimismo las «primeras de numerosas» imágenes tomadas por cámaras de seguridad. Y pidió la colaboración ciudadana para identificar a los responsables.
Bárbaros con estudios

Unas 32 personas comparecieron el martes ante los tribunales acusadas de robo y daño a la propiedad. Y, sorpresa, frente al mito de que los protagonistas de los disturbios eran excluidos sociales —negros sin estudios ni trabajo— resultó que entre los detenidos y acusados había un diseñador gráfico, estudiantes universitarios, un trabajador social, un recién titulado y un hombre que se había enrolado para ingresar al Ejército. Unos 18 permanecieron arrestados.

El diverso origen social de los jóvenes que han participado en los motines quedó claro en un reportaje de la BBC sobre dos adolescentes de 15 y 16 años que explicaban por qué habían participado en los desmanes. «Fue divertido: tirar piedras, romper, fue una locura», decía una de las jóvenes mientras bebía de una botella de vino rosé. «Para enseñarle a la Policía y al Gobierno quién manda. Es todo culpa del Gobierno», terciaba la otra. «Conservadores. O lo que sean», remataba.

Cuando la entrevistadora pregunta qué sentido tiene atacar a los pequeños comercios, la respuesta es: «Hay que atacar a los ricos. Todo lo que pasa es culpa de los ricos».

Otra estadística sobre los disturbios es igualmente ilustrativa. Un centenar de policías sufrieron heridas, algunas de gravedad, por el impacto de botellas, ladrillos y hasta coches usados como arma de ataque. Y unos cinco perros policía, raramente vistos en manifestaciones en el Reino Unido, también resultaron heridos.

Un político que tuvo que volver apresuradamente de sus vacaciones fue el alcalde de Londres, Boris Johnson, quien visitó el barrio de Clapham para unirse a los vecinos que, escoba en alto, salían a limpiar los destrozos. Pero Johnson fue recibido con abucheos y duramente increpado por algunos que querían saber dónde estaba la Policía cuando sus negocios o sus casas sufrían la acción del vandalismo.

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