Noruega honra a sus héroes

La Verdad, E. C., 30-07-2011

Dolor. Funeral en memoria de la joven Bano Rashid, asesinada a tiros en Utoya. :: REUTERS

Noruega homenajeó ayer a sus 77 héroes. Con la catedral como epicentro de un dolor compartido, el centro de Oslo se cubrió ayer de nuevo de flores, justo una semana después de que Anders Behring Breivik cometiese la mayor barbarie que recuerda el país. Desde las vallas de protección junto al complejo gubernamental donde explotó el coche bomba hasta los portales privados de las viviendas se convirtieron en improvisados altares repletos de rosas y velas para recordar con emoción a las víctimas de la tragedia.

«Breivik no representa al Partido del Progreso, por mal que me caigan ellos. No representa a nadie de este país. Ni siquiera a los xenófobos o a los que me miran con desprecio por ser musulmán. Es un diablo, un mundo aparte», repetía El Hads Ould Brahm, un joven mauritano residente en Oslo desde hace unos meses. «Escuché la explosión, vi las imágenes y pensé ‘Ojalá no sea un musulmán’. No aquí, no en esta Europa, no en Noruega, un país de acogida pese a los avances radicales de los últimos tiempo», se dolía el joven mauritano.

Las escenas de dolor contenido se repitieron ayer por diferentes puntos de la ciudad. «Utoya era nuestra isla y lo seguirá siendo. Ahí esperamos volver el próximo verano», afirmaba Rolf, un muchacho de 16 años vestido con un impecable traje negro y un pin en la solapa con las letras AUF, las iniciales de la juventudes socialdemócratas. «Somos luteranos y expresamos nuestro dolor con flores, como lo hicimos tras los atentados. Reflexionamos, rezamos y seguimos con el día a día. Todas estas flores son nuestro mensaje de recuerdo y de esperanza», comentaba en la puerta de la catedral Johannes, un pastor luterano llegado a Oslo desde Trodheim.

Primeros funerales

Una semana después de la explosión, son muchos los noruegos que todavía no han podido regresar a su puesto de trabajo después de que el coche bomba arrasase buena parte del barrio gubernamental. «No perdí a ningún ser querido en los atentados. Pero el dolor es de todos nosotros, noruegos o personas de tránsito por la ciudad», comentaba Ingvild Bjarket, funcionaria del Ministerio de Energía, mientras colgaba una rosa en una señal de tráfico tras el cordón de protección policial.

También ayer Noruega comenzó a enterrar a sus víctimas. El primero de los funerales se celebró en Nesodden, al sur de Oslo, en recuerdo de Bano Rashid, de 18 años. La joven, originaria del Kurdistán iraquí, murió en la isla de Utoya, donde el autor confeso de la masacre abatió a tiros a un total de 69 fallecidos. Los restos de Rashid reposan ahora en la parte reservada a musulmanes dentro de un cementerio luterano. También ayer, jornada en la que las banderas ondearon a media asta, se celebró el sepelio por Ismail Haji Ahmed, de 19 años, y cuyos restos han sido enterrados cerca de Hamar, al norte de la capital noruega.

El Partido Laborista, directamente afectado por los atentados, organizó un acto de recuerdo en Oslo en el que también participó el primer ministro, cada vez mejor valorado por sus compatriotas por la entereza y sobre todo la cercanía demostrada con las víctimas y sus familiares tras el doble atentado. «No estáis solos, nuestro movimiento es el hombro sobre el que podéis llorar», enfatizó el mandatario.

Jens Stoltenberg insistió en su discurso en que el país, que ha sufrido su peor golpe en décadas, no se va a ver «intimidado» por esta matanza. «Vamos a responder al odio con amor. Vamos a honrar a nuestros héroes siempre. Se celebrarán actos de recuerdo en iglesias y mezquitas, en el Parlamento y en las oficinas del Gobierno, en las calles y en las plazas», concluyó el mandatario tras calificar lo ocurrido de «atentado contra la democracia».

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