El asesino noruego asegura al juez que no actuó en solitario

El objetivo del criminal era atacar al Partido Laborista «por importar musulmanes» La policía investiga si existen «dos células más», como dice Anders Breivik

El Periodico, Marc Marginedas, 26-07-2011

No tuvo el baño de multitudes que deseaba, ni pudo prestar declaración ante el juez vestido de uniforme; por no poder, no podrá comunicarse con nadie, enviar cartas o recibir visitas, ni siquiera de miembros de su propia familia, durante cuatro semanas. Anders Behring Breivik, presunto asesino de decenas de personas el pasado viernes en Oslo y la isla de Utoya, compareció ayer por vez primera ante el juez que instruye el caso admitiendo su responsabilidad en los hechos, pero a la vez evitando declararse culpable o asumir responsabilidades. Al término de la declaración, le fueron decretada ocho semanas de prisión provisional prorrogables, la mitad de las cuales las pasará en régimen de incomunicación total para evitar que entorpezca la investigación policial sobre posibles complicidades, a las que llegó incluso a referirse durante la comparecencia judicial.

En la rueda de prensa posterior a la audiencia preliminar, el juez Kim Heger no quiso explayarse en las declaraciones que había realizado el presunto asesino sobre los motivos que le empujaron a cometer los actos criminales, precisamente para evitar concederle la notoriedad que tanto parecía estar buscando. «El detenido aseguró que necesitaba perpetrar esos atentados para salvar Noruega y Europa Occidental de los musulmanes y del marxismo cultural», explicó Heger de forma sucinta. El objetivo del criminal continuó era enviar una «potente señal» e infligir «la mayor pérdida posible al Partido Laborista por importar musulmanes».

INCOMUNICACIÓN TOTAL / El magistrado noruego aprovechó la ocasión que le brindaba la comparecencia ante los medios de comunicación para explicar el por qué de su decisión de decretar la incomunicación total del sospechoso durante cuatro semanas. Breivik evocó ante el juez la existencia de «dos células más», lo que obliga a la policía a seguir esa línea de investigación y al juez a decretar esas medidas cautelares con el objetivo de evitar que «entorpezca» las pesquisas policiales. La policía aún no ha descartado que el asesino múltiple no haya contado con la colaboración de cómplices que le ayudaron a cometer ambas masacres. Según los testigos presentes en la sala, Breivik se mostró tranquilo durante los 40 minutos que duró la comparecencia, y no expresó emoción alguna. «Se mostró calmado e impasible», pese al revuelo causado, explicó el fiscal, Christian Hatlo. En un momento, llegó incluso a preguntar por qué no se había permitido a los reporteros la entrada a la sala, y hasta se declaró dispuesto a pasar el resto de su vida en la cárcel por lo que había cometido.

Poco antes de las 14.00 horas, hora en que se inició la vista preliminar, en medio de una expectación mediática probablemente nunca vista en el juzgado del distrito de Oslo, el juez Heger había decidido que la audiencia se realizase a puerta cerrada, contrariando la práctica habitual en Noruega, país en el que la administración de justicia se realiza de forma abierta y pública. «Estoy seguro de que [el juez] ha tomado esta decisión valorando todas las circunstancias que rodean este caso», explicó Geir Engebretsen, secretario del juzgado del distrito de Oslo, en el momento de leer la decisión judicial. Sin admitirlo abiertamente, lo que trataban las autoridades judiciales noruegas era evitar a toda costa que Breivik empleara el juzgado como una caja de resonancia de sus ideas xenófobas, incrementando la posibilidad de que surjan imitadores que quieran seguir su ejemplo.

Paralelamente al caso judicial, la investigación sobre los movimientos realizados por Breivik en los últimos meses continúan. Ayer se supo que el detenido figuraba en una lista junto con otras seis decenas de personas en poder de la Agencia de la Seguridad de la Policía (servicios de inteligencia interior) tras haber adquirido a una firma polaca productos químicos. «Recibimos numerosas informaciones de muchas personas», se justificó Janne Kristiansen, su directora.

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