«Inocente» hasta la muerte

Un recluso marroquí de la prisión de Teruel fallece tras cinco meses en huelga de hambre para que se revisara su condena

ABC, A. COCO / MADRID, 26-07-2011

A Tohuami Hamdaoui, su empeño por demostrar que era inocente le ha costado la vida. Después de cinco meses de huelga de hambre, este recluso marroquí murió ayer en el hospital Obispo Polanco de Teruel. Condenado a dieciséis años de prisión por una violación y un robo de los que se declaraba inocente, decidió dejar de comer y beber para que se revisara su sentencia. Nadie logró convencerle de que desistiera y, dispuesto a llevar su protesta hasta el final, se arrancaba las sondas que le alimentaban de manera forzosa.

La Audiencia Provincial de Alicante, donde residía antes de ser trasladado a Teruel hace un año, le culpó en febrero de 2003 de la violación de una menor y de sustraerle el móvil, cinco euros y una diadema de plata. Él aseguraba que era un error judicial. Empeñado en probarlo, se ha convertido en el primer preso común que fallece en España a causa de un ayuno voluntario, informa El Heraldo.
El ADN no se correspondía

Los jueces que le condenaron tuvieron muy en cuenta que la víctima —de 13 años en el momento de la violación y 18 en el juicio— reconoció al agresor y el testimonio de una mujer que le vio en la zona del delito. Por el contrario, entendieron «irrelevante» que los restos de semen encontrados en la cazadora de la chica no se correspondieran con el ADN de Hamdaoui. La víctima y su madre afirmaron en el juicio que la prenda se la había prestado una amiga. Nadie aportó nuevas pruebas que permitieran atender su reivindicación. Incluso un amigo negó que estuviera con él en el momento del crimen, una de sus coartadas.

Vivía solo en España y, durante su huelga, Instituciones Penitenciarias recurrió a un hermano para que viajara a Teruel a que cambiara de actitud. Ni diplomáticos marroquíes, ni voluntarios de Caritas ni otras ong, ni el personal sanitario lo consiguieron. Tampoco el psiquiatra, el trabajador social ni el jurista del centro penitenciario que le atendían. Se oponía.
Alimentado a la fuerza

El 7 de julio, un forense ya certificó su gravedad en el hospital Miguel Servet de Zaragoza e indicó que varios órganos sufrían daños irreparables. Hamdaoui permanecía callado y en las últimas semanas alternaba intervalos de inconsciencia. Los intentos para que cambiara de actitud fueron infructuosos. La Ley de Muerte Digna ampara a enfermos que renuncian al tratamiento médico, pero excluye a encarcelados. De hecho, se dictaron dos autos que obligaban a alimentarle a la fuerza aunque él se opusiera.

Se propuso su libertad condicional por su situación de deterioro irreversible, pero el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria lo desestimó. Fuentes penitenciarias señalaron ayer a Efe que en estos meses se ha realizado todo lo posible por salvar la vida del reo, de 41 años, pero su voluntad por continuar pese a las consecuencias han podido más y le han condenado a morir.

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