PEDRO POZA / Copenhague Especial para EL MUNDO

El abogado del diablo

EL ZOO DEL SIGLO XXI / GEIR LIPPESTAD El asesino de Oslo elige a un letrado que milita en el partido de sus víctimas y es célebre por tener como cliente a un neonazi implicado en un crimen racista

El Mundo, , 26-07-2011

El abogado de Adolf Eichmann, uno de los máximos artífices del Holocausto, juzgado en Israel y ejecutado en 1962, fue el alemán Robert Servatius, un antiguo mayor de la Wehrmacht. Ningún judío quiso encargarse de su defensa. Anders Behring Breivik, el asesino de decenas de jóvenes militantes laboristas en la isla noruega de Utoya, será defendido por un correligionario de las víctimas: Geir Lippestad, un conocido abogado de Oslo que hasta el año pasado perteneció a la dirección local del partido en el distinguido distrito de Nordstrand.

Fue el propio Breivik quien lo eligió, aunque sea un «marxista», que es como denomina en su jerga a los laboristas. Probablemente porque se ocupó del caso de uno de los skinheads implicados en 2001 en el asesinato de Benjamin Hermansen, un quinceañero de madre noruega y padre ghanés que murió apuñalado sólo por tener la piel más oscura de lo que suele ser habitual en Escandinavia.

Lippestad quiso ocultar su identidad, pero la prensa no tardó en enterarse. En declaraciones a la televisión NRK admitió que le costó vencer sus escrúpulos: «Por supuesto que dudé antes de aceptar, pero es un principio fundamental que todo el mundo tiene derecho a un abogado».

Para saber qué espera Breivik de él basta con leer las recomendaciones para «cruzados» (así se autodefine) de 2083-Una declaración europea de independencia, su manifiesto de 1.516 páginas: «Es importante encontrar para la defensa un candidato que entienda que este proceso no consistirá en obtener la sentencia más corta, sino en salvar a Europa del marxismo y la islamización». Uno de los principales cometidos de Lippestad, de acuerdo con 2083, será proporcionarle un uniforme de la Orden del Temple, a la que asegura pertenecer.

El mamotreto, que plagia en parte al terrorista estadounidense Ted Unabomber Kaczynski, ha reforzado la teoría de que Breivik, quien en los meses previos a los atentados se cebó de esteroides anabolizantes, es un perturbado obsesionado por sus delirios ultranacionalistas. Tras pasar el fin de semana con él, Lippestad indicó, sin embargo, que su cliente considera estar cuerdo. «Quiere una revolución», añadió.

El abogado, que dirige un pequeño bufete que lleva su nombre, saltó a la fama en Noruega como defensor de Ole Nicolai Kvistler, condenado en 2002 a 17 años de cárcel por su participación en el asesinato de Benjamin Hermansen.

Kvistler militaba en BootBoys, una banda de skinheads neonazis de Boler, un suburbio de Oslo. El crimen, cometido por motivos puramente racistas sin que mediase provocación alguna, conmocionó al país. El eco internacional fue tal que Michael Jackson dedicó su álbum Invincible a la memoria de Benjamin.

Lippestad pidió la absolución de su cliente alegando que no fue él quien mató a la víctima. Las discrepancias entre las defensas de los distintos acusados arruinaron su estrategia. El abogado de Joe Erling Jahr, el joven que empuñó el cuchillo, adujo que obedeció órdenes de Kvistler.

Esta vez, el desenlace no ofrece muchas dudas. La cadena perpetua no existe en Noruega, pero sí la reclusión por tiempo indefinido. A Breivik le esperan 21 años de prisión, aunque todo indica que se hará lo posible para que el asesino de Utoya recupere lo más tarde posible la libertad.

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