La Policía Local acaba con el mercadillo de antigüedades de San Andrés

La Verdad, M. J. MONTESINOS, 11-07-2011

Los cuadros y objetos de arte antiguos se quedaron en la furgoneta. :: VICENTE VICÉNS/AGM

No era el rastro madrileño, pero el mercadillo dominical del barrio de San Andrés venía siendo muy popular no solo entre los murcianos sino también entre coleccionistas de provincias limítrofes, y hasta de Madrid, que si no todas las semanas, sí de vez en cuando, se dejaban caer por la Plaza del Triunfo, detrás del Museo Salzillo, para curiosear entre un sinfín de objetos antiguos entre los que no faltaban lámparas, cuadros, libros, monedas, sellos, discos, relojes, muebles, juguetes y hasta vajillas de época. Ayer, después de 17 años, en torno a cuarenta artesanos y vendedores no pudieron instalar sus puestos, pese a que llegaron con sus furgonetas cargadas a las 7 de la mañana, como cada domingo.

Los inspectores de la Concejalía de Mercados y la Policía Local ya les habían advertido la semana pasada de que el mercadillo iba a ser clausurado ante las quejas de los vecinos del barrio, no por la actividad que ellos desempeñan, sino porque el mercadillo ha atraído en los últimos años a decenas de vendedores ilegales, la mayoría inmigrantes, que ofrecen mercancía supuestamente robada y hasta ropa y zapatos sacados de los contenedores de basura. Además, se peleaban entre ellos para obtener la mejor ubicación, obstruyendo incluso el paso de los vecinos por las aceras y hasta la entrada a sus portales.

José Antonio Inorato Franco es uno de los vendedores que lleva más de 15 años acudiendo cada domingo al mercadillo. Ayer también lo hizo, pero no pudo instalar el puesto porque «han venido cuatro guardias y dos inspectores de Mercados para impedirlo». Los vendedores celebraron una asamblea y acordaron acudir el próximo martes a exponerle al concejal de Mercados, Cristóbal Herrero, su situación. José Antonio Inorato indica que «hay compañeros que tienen pocos ingresos económicos y les viene muy bien sacarse 50 ó 100 euros para pasar la semana».

José Antonio admitió que sentía una mezcla de «rabia y tristeza porque son muchos años y la gente se había acostumbrado a venir por aquí los domingos».

Paco Muñoz es otro compañero, que vende diversos artículos de más de 40 ó 50 años, «lo que se llama ‘almoneda’ porque para los anticuarios las antigüedades han de tener más de 100 años». Recuerda que este mercadillo se viene montando en el barrio de San Andrés desde los años 90. Aunque ninguno de los vendedores tiene oficialmente licencia para ejercer la venta ambulante, el rastrillo se ha ido consolidando por la fuerza de la costumbre.

El problema comenzó hace un par de años cuando atraídos por el rastrillo comenzaron a llegar inmigrantes con su ‘top manta’ y venta de artículos de dudosa procedencia. Paco Muñoz indica que «el razonamiento que nos han dado los inspectores y la Policía es el aumento de inmigrantes sin permiso que van recogiendo ropa y zapatos por los contenedores y lo traen aquí para venderlos».

Los vendedores del mercadillo no se retiraron aunque no montaran sus puestos porque querían ver qué pasaba ayer con los inmigrantes que habitualmente llegan sobre las 12. Y lo que más les molestó, según relataron a ‘La Verdad’ es que «se pusieron a vender en otras calles de los alrededores sin que la Policía ni los inspectores les dijeran nada. Nos han dicho que ‘a nosotros nos han mandado solo para esto’». Los vendedores de antigüedades están por la labor de que éste se regule adecuadamente. Incluso se avienen a negociar un cambio de ubicación, pero no quieren interrumpir su trabajo durante el verano.

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