VIOLENCIA MACHISTA

Una mujer muere acuchillada en plena calle a manos de su exnovio en Hernani

El agresor, de 42 años y nacionalidad ecuatoriana, también hirió de gravedad a una hija. Charo Román no contaba con orden de alejamiento, aunque en alguna ocasión fue agredida

Diario Vasco, , 04-07-2011

Charo Román de la Fuente tenía 55 años. Ayer, esta vecina de Hernani se convirtió en la víctima número 31 de la violencia machista de este 2011. La mujer recibió varias cuchilladas que acabaron con su vida. Su hija, Yolanda, de 30 años, que en el momento de los hechos le acompañaba, resultó también herida de carácter grave por arma blanca. El agresor, conocido como Freddy Apolo, tiene 42 años, es de nacionalidad ecuatoriana y fue detenido nueve horas más tarde por la Guardia Municipal de la localidad y agentes de la Ertzaintza.
Los hechos ocurrieron sobre las cinco y media de la mañana, en pleno corazón de Hernani, cuando madre e hija se disponían a regresar a su domicilio. Al parecer, ambas se dirigían a coger un taxi que les llevara a casa. Madre e hija habían permanecido durante la noche en casa de algunos amigos así como en diversos establecimientos de la localidad, entre ellos en el bar Txema, lugar de reunión de personas de comunidades inmigrantes. El acusado abordó a la madre en la calle Urbieta, a escasos treinta metros de la plaza Berria, y le asestó varias cuchilladas, al parecer, algunas de ellas en la zona del cuello. La Policía trata de determinar si la agresión se produjo mediante un ataque por sorpresa o si previamente entre ambos se produjo algún altercado.
Los gritos de auxilio de la hija alertaron a varios vecinos de la zona que a esas horas dormían en sus casas así como a personas que en aquel instante se encontraban sentadas en unos bancos situados frente a la parada de taxis, a unos cincuenta metros de distancia. Fue precisamente una de estas personas la que acudió en auxilio de las dos mujeres. Al aproximarse, vio cómo el agresor asestaba varias cuchilladas a Charo. Una vez llegó a su altura, el testigo cogió de la mano al asesino y logró detener el ataque.
Al percibir la presencia de otras personas, Freddy Apolo huyó del lugar. En un primer momento, el autor fue perseguido por varios vecinos así como por un agente de la Guardia Municipal de Hernani. Sin embargo, el agresor logró burlar en aquel momento el acoso y consiguió escabullirse entre las calles del municipio.
Efectivos de Osakidetza desplazados al lugar atendieron tanto a la madre como a la hija. Sin embargo, todos los esfuerzos que realizaron por reanimar a Charo Román resultaron infructuosos. La víctima falleció en el interior de la ambulancia donde estaba siendo atendida. Su hija, Yolanda Sánchez Román, fue evacuada por otra unidad sanitaria al Hospital Donostia, donde ingresó en estado grave. Luis Intxauspe, alcalde de Hernani, manifestó en una rueda de prensa que ofreció a la una de la tarde que, según la información que le había transmitido la familia, la vida de Yolanda no corría peligro.
La zona en la que se cometió el crimen quedó acordonada, Agentes de la Unidad de Policía Científica desplazados desde la base de Erandio marcaron cada una de las gotas de sangre que las víctimas dejaron en el suelo y posteriormente tomaron muestras de todas ellas para ser analizadas.
Asimismo, localizaron debajo de un banco situado en la plaza Berria un cuchillo de cocina. No obstante, existían dudas de que se tratase del arma empleada en la comisión del crimen. A pesar de ello, el cuchillo fue recogido e introducido en una bolsa para ser examinado en el laboratorio criminalístico de la Ertzaintza.
El cadáver de Charo Román fue trasladado al Instituto de Medicina Legal de Donostia para serle practicada la autopsia.
Por teléfono con un ertzaina
Tras los hechos, la Ertzaintza desplegó una operación especial para detener al autor. Agentes asignados al caso visitaron por la mañana diversos lugares que Freddy Apolo frecuentaba y mantuvieron conversaciones con personas allegadas al ciudadano ecuatoriano por si se había puesto en contacto con ellas.
A primera hora de la tarde, un ertzaina pudo establecer contacto telefónico con él y le convenció para entregarse. Según el Departamento vasco de Interior, el policía se citó con el presunto homicida en una calle del barrio de Portu, donde agentes de la Ertzaintza y de la Policía Local procedieron a su arresto cerca de las dos y media de la tarde. Después, fue trasladado a la comisaría de la Ertzaintza de Hernani.
Allegados tanto de la madre como de su hija indicaron que Charo San Román y Freddy Apolo habían mantenido una relación afectiva durante cerca de siete años. «Habían sido novios, pero ya habían roto. Últimamente él se había mostrado agresivo con ella y no sé incluso si no había terminado por denunciarle», precisaron.
La directora de Atención a las Víctimas de Violencia de Género del Gobierno Vasco, Mariola Serrano, señaló que la víctima tenía un expediente previo de malos tratos» aunque matizó que no se había dictado orden de alejamiento alguna. «Disponía de expedientes de violencia de género desde 2007, y desde ese año hasta la actualidad se habían cerrado por ausencias de incidentes», indicó Serrano. No obstante, la directora precisó que «hace un par de meses se volvió a reabrir por un episodio de insultos».
Incidente previo
Amigos de la víctima relataron que unas tres horas antes de que se cometiera el delito, Charo y Freddy habían mantenido una discusión en la plaza Berria, situada a escasos treinta metros del lugar del crimen. «Freddy estaba dormido o tumbado en un banco y en aquel instante Charo le dijo que se levantara y aquello provocó una reacción airada de Freddy. Se agarró un ‘rebote’. Le dijo que le dejara en paz y que le devolviera todo el dinero que le debía», relató una amiga de la víctima.
La fallecida tenía tres hijos de anteriores relaciones. El mayor, de unos 35 años, reside en Andalucía, comunidad en la que también nació la madre. Le sigue por edad Yolanda, la que resultó herida, y un chico de unos 27 años. La madre residía desde hace más de una veintena de años en la casa Leku Eder, en el barrio hernaniarra de La Florida, según precisaron.
En el momento de los hechos, madre e hija se encontraban juntas, una circunstancia que en modo alguno causa extrañeza en el círculo de amistades de la familia. «Era muy frecuente verles juntas, incluso por la noche cuando salían de fiesta o a dar una vuelta. Lo normal es que donde fuera una, estuviera también la otra», precisaron conocidos de la hija.
Charo Román trabajaba en la cocina de Policlínica Gipuzkoa. Tenía el fin de semana libre y hoy debía incorporarse nuevamente a su puesto. La noticia de su asesinato causó una honda conmoción entre sus compañeros.

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