Editorial

Ni una más

Los asesinatos de Charo Román y de otra mujer en Zaragoza suman razones para identificar los deficit en la lucha contra violencia machista

El Correo, , 04-07-2011

La última víctima de la violencia machista en Euskadi se llamaba Charo Román de la Fuente, tenía 55 años y una hija treinteañera que permanece hospitalizada por las heridas causadas por el mismo agresor, un exnovio de su madre al que se imputa el asesinato. La muerte a cuchilladas de esta vecina de Hernani ha coincidido con el homicidio de otra mujer en Zaragoza a manos de su compañero sentimental, lo que eleva a 31 los feminicidios cometidos en España en lo que va de año. En 2010 fueron 71; es decir, más de uno por semana. Una cadencia letal que si bien no puede llevar, en ningún caso, a minusvalorar o despreciar el esfuerzo institucional desarrollado para tratar de erradicar esta forma tan destructiva de violencia, sí obliga a perseverar sin descanso en las medidas para prevenirla y combatirla y a identificar con diligencia y eficacia las eventuales fallas que impiden acotar semejante sangría de vidas. Las investigaciones y la puesta a disposición judicial de los acusados por los crímenes de Hernani y Zaragoza permitirán determinar, como en tantos otros casos, las circunstancias que conforman el relato íntimo de cada asesinato, más allá de la inquina, el rencor y el despecho que suelen anidar como impulso común en todos ellos. Pero algunos de los detalles que han trascendido apuntan a problemas recurrentes. Txaro San Román había sufrido, al parecer, malos tratos en alguna relación anterior, mientras que sobre su expareja pesaba un expediente abierto por precedentes de violencia de género, incluidos insultos a su víctima hace apenas mes y medio. Unos hechos estos últimos que suman a la indignación por el crimen la frustración por no haberlo podido evitar o, al menos, por no haber atisbado antes lo que se escondía en el ánimo del presunto asesino. Tanto él como el agresor de Zaragoza son extranjeros. Sucesivos informes del Consejo del Poder Judicial vienen alertando de la «sobrerrepresentación» de los inmigrantes – tanto maltratadas como maltratadores – en la violencia machista, aunque la mayoría de los feminicidios están protagonizados por nacionales. Constatar las cifras no implica incriminación alguna de ningún colectivo, sino que debe servir para luchar contra la indefensión de las mujeres más vulnerables y extender una cultura en valores que desenmascare la agresividad machista llevada a extremo.

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