El director de Inmigración del Gobierno vasco, Miguel González, lanzó ayer un doble mensaje al Ayuntamiento de Vitoria después de que esta semana la lonja habilitada en Zaramaga para instalar una mezquita haya sido atacada y arrojaran en su interior sangre y carne de cerdo para convertir el lugar en impuro. El alto cargo del Ejecutivo de Lakua pidió al Gabinete Maroto que frene «la escalada del conflicto» generado en torno al templo que se pretende abrir en la calle Martín Olave y, al mismo tiempo, que ejerza su obligación constitucional de «garantizar y promover la libertad religiosa y de culto».

Un grupo de desconocidos forzó el miércoles por la noche la puerta del local y lanzó cerdo – repudiado como alimento por el Corán – en un ataque «intolerable», según González. Considera que los vecinos de la plataforma contraria a la instalación de la mezquita deben condenar este hecho porque, de lo contrario, quedará «deslegitimada» su posición.

El titular vasco de Inmigración, en cambio, sí destacó los «esfuerzos» de la asociación cultural de paquistaníes de Vitoria, promotora del templo, por explicar su postura sobre el espacio de culto. «Sólo queremos tener un lugar donde rezar y aprender religión», recordaba a EL CORREO el viernes Ijaz Ahmed, presidente del colectivo.

Miguel González también consideró «desafortunadas» las manifestaciones que hizo el actual alcalde, Javier Maroto, en la pasada campaña electoral, cuando se comprometió a estudiar el expediente de apertura de la mezquita para comprobar si la actividad que va a acoger se ajusta a la licencia municipal que obtuvo. A juicio del director vasco de Inmigración, el primer edil vitoriano debe «garantizar los derechos de todos sus vecinos, independientemente del origen o credo» que profesen.