El arraigo familiar, remedio para los «sin papeles»

Los menores españoles regularizarán a sus padres inmigrantes

La Razón, B. V. Conquero, 30-06-2011

Se dice que los hijos siempre vienen con un pan debajo del brazo, pero a partir de hoy, el dicho cambia. En lugar de comida traen papeles, es decir, gracias a ellos, sus padres podrán regularizar su situación en España siempre que los informes sobre integración que realicen las comunidades autónomas sean positivos. Hoy entra en vigor, con un año de retraso, el nuevo reglamento de extranjería que contempla esta posibilidad al desarrollar la ley orgánica sobre derechos y libertades de los extranjeros en España vigente desde enero de 2010. La nueva norma crea la figura del arraigo familiar por la que podrán regularizar su situación las personas sin permiso de residencia y con hijos menores si éstos tienen nacionalidad española.
Cipriana Benítez es paraguaya y lleva más de cinco años en España, pero hasta hace un mes no ha intantado regularizar su situación: «No tenía contrato de trabajo hasta hace un par de meses, por eso nunca he podido pedir el permiso de residencia». No está segura de poder conseguirla, «temo que pongan alguna traba», añade. Por eso, no descarta acogerse al arraigo familiar. La pequeña Tatiana nació hace casi tres años en Madrid y «en septiembre empezará sus clases en un colegio del barrio». Cipriana desconoce las condiciones del nuevo reglamento pero si su situación se complica, Tatiana será su «niño ancla», como los denominan algunas asociaciones.
Los derechos de los inmigrantes de terceros países que viven y trabajan dentro de la Unión Europea (UE), también centraron los discursos ayer de los diputados de Bruselas.
El llamado «permiso único» sigue debatiéndose ya que está estancado desde hace meses por las discrepancias entre el Consejo y el Parlamento Europeo (PE). Con este documento se busca simplificar los trámites para trabajar en la UE de forma legal cuando existe oferta de empleo y asegurar que estos nuevos trabajadores tengan los mismos derechos que los nacionales respecto a la formación, afiliación sindical o ayudas de vivienda, entre otros.

EN PRIMERA PERSONA
«Es mi última oportunidad»
Mandú tiene 51 años. Abandonó su país, Gambia, hace más de 15 años, para buscar un futuro mejor en España, pero todavía es «ilegal»: «Siempre he tenido trabajos temporales como recolector y no me permitían regularizar mis papeles». Sus dos hijos: Amadu, de 10 años, y Fátima, de 14, nacieron en España y, gracias al arraigo familiar, «son mi última oportunidad».

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