El realizador donostiarra Pedro Aguilera estrena hoy en salas comerciales de Bilbao, Madrid, Barcelona y Vitoria su segunda película, titulada Naufragio, con la que intenta romper “la forma un poco simplista que tenemos de ver y de encasillar a la gente”.

Naufragio narra las peripecias de un hombre africano (llamado Robinson, como el protagonista de la novela Robinson Crusoe) que llega a las costas de Almería tras sobrevivir al naufragio de la patera en la que viajaba y que emprende un viaje hasta el norte de la Península para matar a un hombre al que no conoce y calmar de esta forma a los espíritus de sus antepasados.

El filme está protagonizado por el inmigrante de Guinea Bissau Solo Touré, un trabajador de la construcción de 25 años que, finalizado el rodaje, ha vuelto a su localidad natal. Le acompañan en la cinta los actores vascos Ramón Barea, Kandido Uranga e Iñake Irastorza, entre otros intérpretes.

Pedro Aguilera (Donostia, 1977) explicó en la presentación del largometraje que su película “no tiene una única lectura aunque la puede tener y haya espectadores que piensen que trata de un inmigrante negro que llega a España y mata a un hombre”.

Con este trabajo, relató, ha intentado “precisamente romper la visión que tenemos de la gente; por ejemplo, ves a un hombre negro por la calle y ya piensas que es un inmigrante, o ves a un hombre con corbata y ya piensas que es un oficinista, etc”.

‘influencias’ “Tendemos a encasillar mucho las cosas, a la gente, y a verlas de una forma un poco simplista. Entonces, al hacer esta película, me planteé que un inmigrante no tiene por qué ser una persona que venga de un país pobre a buscarse aquí un futuro”, explicó.

Aguilera consideró que Naufragio no es ni una película sobre inmigración, ni de “realismo social”, sino que el protagonista “no es un inmigrante negro, sino un icono, una abstracción”.

El director vasco, autor de La influencia, su primer largometraje, se inició en el mundo del cine como ayudante de dirección en filmes como A ciegas, de Daniel Calparsoro, e Intacto, de Juan Carlos Fresnadillo.