Schengen se aleja de Bulgaria y Rumanía

El Correo, PACO SOTO, 20-05-2011

Rumanía y Bulgaria se sienten marginadas por la Unión Europea (UE), que ha retrasado su ingreso en el espacio Schengen, un mecanismo político y jurídico que garantiza la libre circulación de los ciudadanos por los países miembros. Francia y Alemania advirtieron hace unos meses a ambos Estados de que no podrían ingresar en Schengen hasta que no hubieran llevado a cabo una reforma del aparato policial que garantizase el control de fronteras. El frente común franco – italiano contra la llegada de inmigrantes del norte de África y el restablecimiento de los controles fronterizos por parte de Dinamarca, junto con el auge del populismo xenófobo en muchos países europeos, sitúan a Rumanía y Bulgaria, los dos Estados más pobres y necesitados del club comunitario, en una delicada situación.

Ambos países ya sufren restricciones en materia de emigración en varios Estados de la UE y Bruselas mira con lupa la evolución de las reformas que están llevando cabo para equiparar su legislación a las normas de la Unión. Los gobiernos de Emil Boc en Rumanía y de Boiko Borisov en Bulgaria consideran que los principales estados europeos harán todo lo posible por impedir, o al menos retrasar, la incorporación de sus países a Schengen y se quejan de que no les reconocen sus esfuerzos por modernizar los aparatos judicial y policial.

«Rumanía tiene muchos problemas de corrupción y burocracia, la justicia no es todo lo independiente que debiera y la policía tiene que hacer esfuerzos para ser más eficiente, pero no es cierto que el país no haya dado pasos a favor de la modernización. La UE no nos quiere dentro de Schengen porque teme que no seamos capaces de controlar correctamente nuestras fronteras, pero esa es una crítica injusta y no favorece nuestro proceso de adaptación a los normas de la Unión», defiende el sociólogo rumano Mircea Kivu.

El asunto del espacio Schengen «ha adquirido una nueva dimensión tras los conflictos norteafricanos saldados con un amplio fenómeno migratorio que pone en debate el mecanismo basado en la libre circulación entre los 25 países miembros de este sistema», recalca la radio pública rumana. En este contexto de restablecimiento de los controles en las fronteras y unificación de la actividad policial a escala de la UE, Bucarest y Sofía, a pesar de su fragilidad política frente a los estados grandes de la Unión, quieren hacer oír su voz e ingresar lo más rápidamente posible en Schengen. «Dependerá de la correlación de fuerzas y de cómo evolucionen los acontecimientos en Europa, el norte de África y Oriente Próximo», vaticina Mircea Kivu.

Afluencia de inmigrantes

Así las cosas, si finalmente Bulgaria y Rumanía entran en la zona Schengen este año se espera una mayor afluencia de extranjeros en los dos países, sobre todo en territorio búlgaro. El Gobierno de Boiko Borisov ha garantizado la seguridad de las fronteras exteriores de la UE y su capacidad para luchar contra la inmigración irregular. De hecho, Sofía ha aprobado una estrategia nacional en materia de inmigración, asilo e integración hasta 2020, y pronto abrirá un nuevo centro de acogida de inmigración financiado por la UE.

Cada año unas 1.000 personas solicitan asilo en Bulgaria. Su número creció de forma importante a raíz de las guerras en Afganistán e Irak. Hoy por hoy, es un país de paso para la mayoría de los refugiados que buscan una vida mejor en lugares más prósperos del continente europeo, sobre todo en Alemania. Bulgaria cuenta con el apoyo financiero del Fondo Europeo para los Refugiados, que en 2010 le asignó más de 930.000 euros para cumplir este cometido.

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