"No todos se van por la crisis, otros han cumplido sus objetivos aquí"

El portavoz de Ecuador Etxea afirma que el retorno es menor en las mujeres

Deia, Begoña Astigarraga, 28-04-2011

Bilbao. Un gran número del colectivo de ecuatorianos residentes en Bizkaia y el resto de Euskadi han retornado a su país de origen tanto empujados por la forma en que les ha afectado la crisis como por haber finalizado el proyecto migratorio con el que llegaron. “Es cierto que la mayor parte de los latinoamericanos que se han ido lo han hecho debido a la crisis, sin embargo, otros han optado por el retorno porque han logrado consolidar sus objetivos aquí”, explica Santiago Morales, responsable de la Asociación Ecuador Etxea de Bilbao.

Lo cierto es que el retorno no es un camino fácil para quienes se han visto ante esa disyuntiva tras haberse quedado sin negocio o sin empleo durante largos periodos de tiempo. En la mayoría de los casos, una vez retornados a su país de origen es difícil que opten por revocar su decisión. “Los que se han marchado de acuerdo a la ley de Extranjería y que contaban solo con tarjeta de residencia y trabajo ya no tienen posibilidad de regresar para probar una segunda oportunidad”, aclara Morales. “Sin embargo, hay un número de ecuatorianos retornados a Ecuador que no está contabilizado, porque lograron la residencia y si regresan a España lo harán como residentes españoles”, afirma. Preguntado sobre si los migrantes que han regresado a sus países de origen han tenido en cuenta las ayudas del plan retorno que impulsa el Gobierno español, Morales asegura que “han sido realmente muy pocos los que se han acogido a esas ayudas estatales, ni tampoco al plan Bienvenido a casa puesto en marcha por el Ejecutivo ecuatoriano y que les exime de pagar impuestos sobre los muebles, electrodomésticos y demás bienes que decidan llevarse consigo, incluido el coche familiar”.

“En muchos casos es porque la gente tiene poco conocimiento de esas ayudas o porque ya tienen claro lo que van a hacer una vez cumplido su objetivo migratorio. Pero, sobre todo, es porque son procesos burocráticos muy complejos que implican muchos trámites, y eso desanima”, confiesa Morales. Muchos de estos ecuatorianos retornados trabajaban en el área de la construcción y actividades conexas. “Al caer el boom inmobiliario, todo este sector se quedó sin trabajo. Albañiles, carpinteros, fontaneros, electricistas, etc., se quedaron en el paro y al no contar con perspectivas ni con otra cualificación no encontraron espacio en el mundo laboral”, resume el representante de Ecuador Etxea.

La opción de invertir los periodos de paro en reciclarse mediante cursos y talleres o estudios de formación profesional es una vía llena de dificultades. “Los inmigrantes se encuentran con un muro a la hora de homologar sus cualificaciones y prácticamente deben volver a estudiar todo de nuevo, por lo que no es una opción nada práctica, menos cuando hay cargas familiares, ya que no están dispuestos a perder sus ahorros durante todo ese tiempo y prefieren invertirlo en su país de origen”, asegura Morales.

El retorno entre las mujeres ha sido menor. “Obviamente, su trabajo en el sector doméstico o de servicios no ha sufrido la crisis de la misma manera y ha aguantado mejor, por lo que muchas han conseguido mantener sus empleos”, valora Morales. Sin embargo, esta circunstancia ha hecho que en muchos casos, familias que habían conseguido reunificarse se hayan visto forzadas a separarse de nuevo. “Las familias no siempre retornan juntas, en ocasiones los niños más pequeños fueron retornados primero cuando comenzaron las dificultades, y después se han llevado a todos, quedándose la madre o el padre”, explica este buen conocedor de la situación de colectivo ecuatoriano en Euskadi.

La perspectiva para los que se han quedado se presenta “con visos de que puede cambiar”, opina Morales. “Personalmente, creo que no hay tanta crisis como se presume, sino una gran economía sumergida que no declara impuestos o trabajo. Yo conozco muchos casos de gente autóctona que está en el paro y trabaja en la economía sumergida, como reformas, servicios a compañías de seguros, etc., sin tener regularizada su situación”, apunta.

Santiago Morales sabe bien lo que es sufrir la crisis en el plano laboral. “Trabajo como autónomo en mi propio negocio de carpintería. Antes tenía a mi cargo entre 25 y 30 personas, ahora solo estamos tres. Muchos de los que trabajaban conmigo han retornado a sus países”.

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