París y Roma quieren cerrar Europa

La Verdad, FERNANDO ITURRIBARRÍA, 27-04-2011

Silvio Berlusconi y Nicolas Sarkozy, ayer, en el momento de escuchar los himnos nacionales en el palacio romano que acogió la cumbre franco – italiana. :: VICENZO PINTO / AFP

Italia y Francia reclaman a Bruselas una reforma del tratado de Schengen sobre la libre circulación de personas en Europa para refozar los controles en las fronteras interiores ante los actuales flujos de inmigrantes ilegales desde el norte de África. Silvio Berlusconi y Nicolas Sarkozy plantean esta petición en una carta común dirigida a los presidentes de la Comisión y del Consejo europeos, José Manuel Durao Barroso y Herman Van Rompuy, hecha pública con motivo de la 29ª cumbre italo – francesa celebrada ayer en Roma.

La iniciativa diplomática de los dos principales receptores europeos de la diáspora de la Primavera Árabe permite disolver con un acuerdo de conveniencia las tensiones generadas por la crisis migratoria norteafricana. La crispación bilateral alcanzó el punto máximo el 17 de abril, cuando París suspendió la circulación de trenes desde la frontera italiana en reacción a la decisión de Roma de conceder permisos de estancia de seis meses a los 20.000 tunecinos llegados a su territorio desde enero que, en buena parte, tratan de instalarse en Francia, donde son perseguidos por no demostrar recursos suficientes pese a tener papeles temporales.

En una comparecencia conjunta con su anfitrión tras limar asperezas, Sarkozy expresó el deseo de que «Schengen viva, y para que Schengen viva, Schengen debe ser reformado». Por su parte, Berlusconi observó que «las cosas tienen que ser reguladas entre países amigos sobre la base del derecho existente». «Ninguno quiere negar Schengen, pero en circunstancias excepcionales hemos acordado que pueda haber variaciones que tienen que ser trabajadas de modo conjunto», apuntó.

Solidaridad financiera

En su carta sobre la mesa comunitaria, los jefes de los ejecutivos italiano y francés proponen a sus socios «examinar la posibilidad de restablecer temporalmente el control en las fronteras interiores en caso de dificultades excepcionales en la gestión de las fronteras exteriores comunes, en condiciones a definir». «La situación migratoria en el Mediterráneo podría transformarse rápidamente en una verdadera crisis que afectaría a la confianza que pueden tener nuestros conciudadanos en la libre circulación en el espacio Schengen», alegan.

Berlusconi y Sarkozy desean que el Consejo Europeo de junio imprima «el impulso político» necesario para sellar «muy rápidamente» un acuerdo global de los Veintisiete con sus vecinos del sur del Mediterráneo con el propósito de que se comprometan en una cooperación eficaz en materia de lucha contra la inmigración ilegal. También abogan por un esfuerzo de solidaridad financiera a favor de los países de la UE en primera línea de las oleadas migratorias y por un refuerzo de Frontex, la agencia encargada de la vigilancia de las fronteras exteriores, a la que perciben con «vocación de ser el núcleo de un sistema europeo de guardafronteras».

En un síntoma del recalentamiento de las relaciones, Berlusconi rindió homenaje a Francia por acoger cada año un promedio de inmigrantes cinco veces mayor que Italia: 50.000 frente a 10.000. Sarkozy correspondió con el anuncio oficial de su apoyo a Mario Draghi, presidente del Banco de Italia, como aspirante a suceder a Jean – Claude Trichet al frente del Banco Central Europeo.

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