ARTÍCULOS DE OPINIÓN

La sombra de la ultraderecha

Diario Vasco, TEODORO LEÓN GROSS, 20-04-2011

Un fantasma recorre Europa…». La frase legendaria del Manifiesto en 1848 reverdece ante el auge de la extrema derecha en el continente. El resultado de Auténticos Finlandeses no es una excepción, sino otro éxito de un partido ultraderechista en el caldo de cultivo de la crisis con el nutriente xenófobo de ‘los genuinos propietarios del país robados por los inmigrantes’. El fetiche ultranacionalista de la autenticidad ya le funcionó a Geert Wilders en Holanda promoviendo derechos para «los verdaderos holandeses» con su Partido para la Libertad islamófobo también convertido en tercera fuerza parlamentaria. Y hace meses el treintañero Jimmie Akesson sumaba Suecia a ese auge radical ya vislumbrado en el Parlamento Europeo: el Frente Nacional francés de Le Pen, el Vlaams Belang belga, el ATAKA búlgaro, el DVP danés, Orden y Legalidad de Lituania, Gran Rumania, el FPÖ austríaco, La Lega Nord en Italia, el PNB inglés o el propio Wahre Finnen. En España de momento no emerge esa opción, pero el éxito de algunos proyectos mediáticos de extrema derecha delata un sustrato sociológico nada desdeñable de simpatizantes hacia el mensaje común de esos grupos ultranacionalistas con los inmigrantes como antihéroes demonizados.
El discurso de esa ultraderecha seduce a una clientela clásica pero también, como vio claro Le Pen, a la clase obrera de los barrios humildes más castigados por la masificación y el desempleo sin esperanza. Y lo inquietante no es solo su capacidad para avanzar posiciones sobre el 15% de las urnas ya están en dos dígitos en Holanda, Bélgica, Hungría, Dinamarca, Austria, Bulgaria, Italia y ahora Finlandia sino el efecto comunicante con la derecha convencional. Así ha sido en Francia con la impregnación del lepenismo en el discurso xenófobo de Sarkozy; la irradiación centroeuropea del Partido Popular Suizo (SVP); el contagio del Vlaams Belang sobre Nueva Alianza en Bélgica o la derecha populista de la Unión Cívica Húngara de Viktor Orban empujada por los antisemita del Jobbik (Los Mejores)… La derecha se resiste a perder electorado e integra, al menos en parte, ese populismo antieuropeísta. Aznar, antiecologista como Klaus, es una de las figuras de referencia con muchos adeptos aquí frente a la moderación de Rajoy al que llaman ‘Maricomplejines’. Entretanto la ultraderecha nórdica mira al sur denunciando el derroche mediterráneo, porque siempre hay un sur al que culpar, como hace la Liga Norte en Italia o la caricaturización de Andalucía aquí. Es otro cliché del discurso del ‘neoconpopulismo’, el nuevo populismo conservador con mensajes impregnados de ideas que ya incubaron el huevo de la serpiente en los momentos más oscuros del continente.

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