Tan solo tres de cada diez pacientes de tuberculosis en Gipuzkoa son extranjeros

El porcentaje de inmigrantes afectados por la enfermedad se dispara al 80% en Europa Los neumólogos desmontan prejuicios de una patología cuya incidencia se asocia desproporcionadamente a la inmigración

Diario de noticias de Gipuzkoa, Jorge Napal , 15-04-2011

Donostia. Dos visiones estereotipadas que convendría erradicar: ni han aumentado los casos de tuberculosis, ni los inmigrantes aquejados de esta patología están contagiando a la población autóctona en Gipuzkoa. Así de tajante se muestra el neumólogo Carlos Salinas, de contrastada experiencia en este campo, en relación a una enfermedad que parece revivir cierto despertar asociado al fenómeno migratorio, aunque lejos se sitúa de las tasas registradas en Europa. Tan solo tres de cada diez afectados en Euskadi son extranjeros, un porcentaje que se dispara hasta el 80% en el Viejo continente.

Los neumólogos desmontan prejuicios respecto a la incidencia de una enfermedad que casi parecía olvidada, y que ha llegado a suscitar “cierta preocupación” desde que los flujos de migración comenzaron a cambiar nuestro paisanaje. Las áreas de mayor incidencia de la tuberculosis son Latinoamérica, África y el Este de Europa, precisamente, lugares de partida de muchos de los inmigrantes que alcanzan el territorio guipuzcoano.

Así, la llegada de personas extranjeras procedentes de países de alta endemia ha despertado ciertos recelos, pero la alarma, a decir de los expertos, no parece ni mucho menos justificada.

Si en Europa se alcanza ese 80% de casos, en el Estado la media queda rebajada hasta un 50% (varía mucho en función de las regiones), y cae hasta el 30% en Euskadi. “Si nos comparamos con Europa, desde luego que no estamos ante un porcentaje exagerado. Pese a ello, es cierto que el fenómeno ha llegado a inquietar en algún momento”, admite Salinas, jefe de Sección de Neumología del Hospital Galdakao.

¿Motivo de preocupación? Durante estos años, y en paralelo al crecimiento de la población inmigrante, el motivo de preocupación ha venido dado en cierta medida por el mayor nivel de resistencias a los antibióticos que parecen presentar las personas procedentes de estos países extranjeros, al menos, en relación a la población autóctona. Los datos recogidos en el País Vasco, en cambio, vuelven a desmontar esta creencia. Los neumólogos advierten de que el perfil de los inmigrantes respecto a su nivel de resistencias “no es muy diferente” al de pacientes nacidos en Euskadi. “Ese miedo que podría existir, en el País Vasco no está justificado puesto que tenemos unos niveles de resistencias muy parecidos”, incide Salinas.

La tasa de incidencia de la enfermedad sí revela que Gipuzkoa es el territorio vasco que peor parado sale. Se registran unos 20 casos por cada 100.000 habitantes, por encima de los 17 computados en Bizkaia y Álava.

A pesar de ello, la caída en picado de esta patología durante los últimos 15 años “es indudable”, un descenso provocado por los programas de control aplicados de manera activa y vigilada.

Gestora de tuberculosis A tal fin, en Euskadi existe una gestora de la tuberculosis, un órgano que se ocupa de controlar en diferentes comarcas del País Vasco a todos los enfermos, de modo que se garantice su adecuada atención y se asegure del mismo modo que no dejan el tratamiento. Gracias a la aplicación de estas medidas se ha conseguido rebajar la afección.

Pero la enfermedad presenta dos caras bien diferenciadas: por un lado, está directamente relacionada con situaciones de pobreza y hacinamiento, situaciones en las que con frecuencia se ven inmersas muchas personas inmigrantes. Así como entre la población autóctona la tuberculosis acaba afectando a todas las capas sociales y no existe esa concordancia con el mapa de la pobreza, entre los inmigrantes se observa una mayor afección directamente relacionada con ese tipo de perfiles.

Sin embargo, advierten los profesionales, los inmigrantes no están contagiando a los autóctonos. “La tendencia de la enfermedad entre la población de aquí se sigue manteniendo exactamente a la baja, y no se ha visto alterada en ningún momento por la entrada de inmigrantes”, asegura Salinas. Las cepas de los extranjeros no llegan a ser las mismas que las de los autóctonos, es decir, no se detecta una transmisión entre unos y otros, según detalla.

El jefe de Sección de Neumología del Hospital Galdakao insiste en que no existe un repunte de la enfermedad, si bien se ha podido ralentizar la tendencia a la baja que venía registrando la patología durante los últimos años. A pesar de que en otras latitudes la tuberculosis sigue siendo una enfermedad incluso mortal, los programas aplicados en Euskadi han conseguido atajar de raíz cualquier atisbo de preocupación.

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