David, un joven lituano que vive de ‘okupa’ en la calle San Crispín. ::A. G.

Vive en condiciones casi infrahumanas, pero al menos tiene un techo bajo el que dormir. Eso es lo que más valora David, un joven de tan sólo 18 años de edad, de nacionalidad lituana que vive en una casa antigua de la calle San Crispín, en el Barrio Universitario. Es uno de los muchos ‘okupas’ que ahora residen en pleno casco antiguo.

El muchacho llegó a España hace siete meses para buscar el trabajo que en su país no encontraba, pero de momento no le sale nada. Vive de lo poco que consigue en la calle y come de lo que le ofrecen en los comedores sociales de la ciudad, donde acude a diario.

Reside en una vivienda abandonada, sin agua, sin luz y sin muebles, junto un compañero, de la misma nacionalidad, desde hace mes y medio. Confiesa que para acceder a la casa, un piso de una planta, tuvieron que forzar el candado hasta quebrarlo. «Lo pudimos romper usando una sierra», dijo a este diario ayer, momentos después de salir de la casa.

Sobrevive con lo puesto

David es un chico alto, rubio, muy blanco de piel y de ojos azules. Viste con la poca ropa que trajo de su país, una cazadora negra de cuero y unos pantalones negros. «Vivo en esa casa porque no tengo otro sitio dónde dormir. Prefiero ocuparla antes que quedarme en la calle durante toda la noche», indicó.

Su gran esperanza es encontrar en poco tiempo un trabajo que le reporte algo de dinero, para al menos poder subsistir. De momento dice que continuará en la vivienda que ahora ocupa con su amigo y si lo echan buscará otra. Su caso sólo es uno más de los muchos inmigrantes que se ven obligados a ocupar una vivienda de forma ilegal para resguardarse.