La ley que prohíbe el velo islámico integral en el espacio público de Francia – calles, plazas, jardines, estaciones, comercios…-entró ayer en vigor.

El decreto que regula la utilización de las prendas que cubren el rostro como el niqab o el burka establece que la policía no tiene autorización para obligar a la mujer a quitarse el velo, sólo puede poner una multa de un máximo de 150 euros u orientarlas a un curso de conducta ciudadana.

Los agentes pueden obligar a la afectada a ir a comisaría para su identificación, donde le pedirán que se descubra. Los hombres que obliguen a una mujer a llevar velo se arriesgan a ser condenados a un año de cárcel y a pagar 30.000 euros de multa. Las condenas se duplican si la afectada es una menor. La ley fue aprobada en el Parlamento tras un agrío debate el pasado octubre. Francia es el primer país europeo que legisla tal prohibición.

En realidad, la ley afecta a una minoría de mujeres que usan velo integral, menos de dos mil en todo el país. Francia tiene entre cuatro y seis millones de ciudadanos de origen islámico, la más importante comunidad en un Estado europeo.

Numerosos musulmanes franceses, que no defienden el porte el niqab, se oponen a la ley porque “estigmatiza a toda la comunidad”. Al igual que muchos imanes, el Consejo Francés de Culto Musulmán, representativo del islam en Francia, estima que el velo integral “supone una lectura extremista del Corán y no una obligación religiosa”. Pero en el exterior son muchos los musulmanes que critican la ley por “atacar la libertad religiosa”.

Después de entrar en vigor esta legislación, ante la catedral de Notre Dame de París fueron interpeladas tres mujeres – dos llevaban el niqab, velo integral con una rendija en los ojos-que participaban en una manifestación de protesta por la ley. Los agentes precisaron que habían sido interpeladas por asistir a un acto no autorizado, no por el velo.

Las posibles multas no disuadieron a Kenza Drider, de 32 años, que llevando ostentosamente el niqab tomó el tren en Aviñon para ir a París y asistir a la citada protesta. “Noes una provocación”, recalcó a los periodistas.

“Tengo libertad de ir y venir” y “libertad religiosa”. “Estoy dispuesta a plantear un recurso (a la ley) ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos”, agregó.

La ley sobre el velo integral entra en vigor en un momento en que islam y laicicidad son grandes temas del debate político en Francia. Y aparece, especialmente, a un año de las presidenciales, cuando el ultraderechista Frente Nacional (FN) de Marine Le Pen está subiendo con su discurso contra la inmigración y de contención del islam. Sarkozy está bajando en popularidad y teme la pérdida de votos en favor del FN. Confía en que todo lo que sea demonizar el islam, aunque se trate de la pequeña minoría que lleva el niqab, puede ayudarle.

El proyecto sobre el velo integral fue presentado en el Parlamento por un diputado comunista, pero enseguida fue retomado por la derecha. Si bien hay unanimidad en descartar el porte del velo integral, una mayoría de la oposición de izquierda rechazó votar la ley señalando “riesgos de inconstitucionalidad”. Osama bin Laden la utilizó para amenazar a Francia con atentados.