radiografía de la sociedad vasca

Solo la inmigración atenuará los efectos del envejecimiento de la población vasca

Los problemas principales son la reducción de la fuerza laboral y más demanda sanitaria y asistencial

Deia, beatriz sotillo, 12-04-2011

Bilbao. La sociedad vasca envejece mucho y rápido y necesita tomar medidas para evitar las consecuencias negativas de ese envejecimiento en los ámbitos laboral, educativo y sanitario. Según un informe demográfico del Consejo Económico y Social Vasco, la inmigración, que arrojará un saldo positivo de más de 90.000 personas en el periodo 2008 – 2020, paliará en parte el crecimiento vegetativo negativo y el envejecimiento de la población en Euskadi, pero esta entrada de población extranjera no será suficiente y también habría que incidir en otros aspectos, como las políticas de natalidad, la conciliación de la vida laboral y familiar o la formación en todas las etapas de la vida.

El informe del CES adelanta que el proceso de envejecimiento de la población en la Comunidad Autónoma Vasca será más intenso que en el conjunto del Estado español y en la Unión Europea, de forma que para 2020 el grupo de habitantes comprendido entre los 16 y los 64 años se reducirá un 4% mientras que el de los mayores de 64 años crecerá un 22,7%. Basándose en las proyecciones demográficas del Eustat, el informe del CES señala que la población de la CAV pasará de 2,168 millones de personas en 2008 a 2,232 millones en 2020. El crecimiento global del periodo será de un 3%, con una tasa media anual del 0,24%, aunque el crecimiento no será homogéneo y se concentrará en los primeros años, mientras que a medio plazo se produce una desaceleración que concluirá en un crecimiento nulo de la población al final del período estudiado.

A eso se añade que frente al crecimiento global del 3%, en el periodo 2008 – 20, la población de más de 64 años crecerá más de un 22% y alcanzará el medio millón de personas, casi 100.000 más que en 2008. La población de más de 79 años aumentará todavía más rápidamente (un 38%) hasta las 162.000 personas , mientras que, por el contrario, el colectivo de edad intermedia disminuirá en casi 60.000 personas (un 4% respecto a 2008).

los efectos Estos cambios en la pirámide de población plantean retos muy importantes que habrá que afrontar: la reducción de las personas en edad de trabajar, una mayor tasa de dependencia (relación entre la población inactiva y la que está en edad de trabajar) – aumentará progresivamente desde un 48% en 2008 a casi un 59% en 2020 – , mayor gasto en pensiones, aumento de la demanda sanitaria y de atención a dependientes, mayor necesidad de recursos asistenciales, etc. Todos estos factores tienen un impacto en la sostenibilidad del estado del bienestar y precisan de una respuesta global, concreta y transversal, algo que, hasta el momento y según los responsables del CES, no se ha hecho, ni en el Estado ni en la CAV.

Antonio Corral, director de Ikei, empresa que ha elaborado el informe, destacó que “el proceso de envejecimiento se va a seguir agudizando y, desde el punto de vista demográfico, en un plazo medio de 10 – 20 años, únicamente el flujo de la inmigración puede contribuir a paliarlo y a más largo plazo, políticas en el ámbito de la natalidad también pueden ayudar”. Respecto al papel que la inmigración juega a la hora de minimizar el impacto del envejecimiento de la población en la falta de mano de obra, el CES señala que a pesar de la rápida y cuantiosa afluencia de población inmigrante a Euskadi en la última década, la proporción de personas extranjeras afiliadas a la Seguridad Social es aquí muy inferior a la del Estado, pero, si no se produjese un flujo migratorio positivo importante en los próximos años, la reducción de la población potencialmente activa sería todavía más acusada (120.000 personas hasta 2020).

En cuanto a la natalidad, las proyecciones demográficas del CES se apoyan en unas hipótesis según las cuales la tasa de natalidad en el País Vasco irá disminuyendo progresivamente desde 9,6 nacidos por 1000 habitantes en 2009 a 8,4‰ en 2017. Se trata de una tasa inferior a la del conjunto estatal, donde la evolución prevista es también negativa (de 10,9‰ a 9,4‰). Al mismo tiempo, las tasas de mortalidad crecerán a lo largo del periodo (8,9 personas por cada 1000 habitantes en 2009 a 9,5‰ en 2017). De acuerdo con esta evolución, el número de nacimientos anuales en la CAV pasará de 21.000 en 2009 a 17.600 en 2020, mientras que la cifra de defunciones crecerá de 19.400 a 21.700, con lo que el crecimiento vegetativo se volverá negativo a partir de 2014. Frente a esta evolución negativa, las proyecciones del Eustat prevén un saldo migratorio siempre positivo hasta 2020, aunque de una magnitud progresivamente menor: desde los 16.000 inmigrantes netos de 2008 a poco más de 4.000 en 2020.

política familiar También la progresiva incorporación de la mujer al ámbito laboral o la prolongación de la actividad de los trabajadores más mayores pueden ayudar a paliar la reducción de la fuerza laboral. Por eso, en opinión del presidente del CES vasco, Juan Mari Otaegui, es preciso “superar la falta de perspectiva integral, la aplicación de políticas fragmentadas y dispersas y la prevalencia del enfoque a corto plazo” y procede poner en marcha una “estrategia integral y a largo plazo para hacer frente a los efectos que las perspectivas demográficas tienen en el mercado de trabajo, el sistema de pensiones, la salud y el sistema sanitario, la dependencia y los servicios sociales y el sistema educativo”. Otaegui señaló ayer que una de las formas de luchar contra el envejecimiento es el aumento de la natalidad y que el Consejo considera que Euskadi necesita una efectiva política de familia que recoja, entre otras, medidas efectivas de conciliación de la vida personal, familiar y laboral y que fomente la natalidad.

En cuanto a las dificultades que va a encontrar el sistema sanitario público para hacer frente a la demanda de servicios de una población envejecida, el CES señala que “el reto es hacer un uso más eficiente de los recursos y gestionar mejor la demanda, viéndose necesario abordar cambios importantes para garantizar la accesibilidad, la calidad de la atención y la viabilidad económica, que se centran principalmente en la gestión de la demanda y en la utilización de las nuevas tecnologías”. A esto se suma que, según el Eustat, en 2020 casi 65.000 mayores de 65 años serán atendidos por los servicios sociales.

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