Bilbao. Cuenta Valentín Jiménez, presidente de Iniciativa Gitana, que su pueblo ha padecido “muchas penurias”. Una de las más graves, sin duda, fue el exterminio nazi. “Hubo más de 600.000 gitanos muertos en el holocausto – una cantidad equivalente a la que puede haber hoy en España – y no sé por qué causa aún no se ha reconocido. Esperamos que de una vez por todas las autoridades competentes admitan lo que sucedió y pidan perdón. Eso sería un buen paso”, reivindica.

A raíz de aquella masacre, se celebró en Londres el primer congreso gitano, tal día como hoy hace cuarenta años. “Allí se instauró la bandera gitana, el idioma – romaní – , y el himno, Gelem, gelem. Ese 8 de abril también se estableció el Día Internacional del Pueblo Gitano”, que se celebra hoy, explica Jiménez.

La bandera gitana, que cuelga de una de las paredes de la lonja que su asociación tiene en el barrio bilbaino de Otxarkoaga, representa la vida que llevaba la comunidad hasta esa época. La parte inferior, de color verde, evoca “el campo, por donde andaban siempre, ya que no tenían morada fija”. La superior, de color azul, “es el cielo – no tenían más techo que ese – y la rueda era el único medio que tenían, donde vivían y convivían”, detalla el presidente de Iniciativa Gitana.

En cuanto al idioma, es mencionarle el romaní y acordarse de los Reyes Católicos. “En el resto de Europa todos los gitanos lo saben, pero nosotros, gracias a los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, que fueron beatificados en Roma, no lo hablamos porque lo prohibieron. Nos mandaban a galeras, a trabajos forzados o nos desterraban. Por eso desconocemos el idioma totalmente. Hay alguno que sabe algo, pero cuatro palabritas sueltas”, lamenta y añade que las iniciativas que han presentado para recuperar su lengua, tanto en Euskadi como en el Estado, se han quedado en papel mojado.

“Queremos avanzar” Inspirado en los gitanos que fueron recluidos en los campos de concentración nazis, el himno Camina, camina refleja también el carácter nómada de este pueblo. “Mi padre, Dimas, que va a hacer 91 años, ha estado viviendo por los montes. No podían bajar a las ciudades porque a los gitanos varones les perseguían y les zurraban. Lo han pasado muy mal. Muchas veces me dice: No sé de qué os quejáis ahora, pero seguimos teniendo nuestras quejas porque, aunque de otra manera, seguimos sufriendo discriminación”, atestigua Jiménez.

Poner ejemplos de las dificultades con que se encuentran en el día a día no le resulta difícil. “En el tema de vivienda hay mucha discriminación. Parece que se creen que los gitanos nos comemos las paredes del edificio. Lo mismo que hay gitanos que lo hacen, también habrá no gitanos que lo hagan, pero eso es una minoría”, aclara.

En el terreno laboral pasa tres cuartos de lo mismo. “La gente está dispuesta a trabajar, conforme a los medios que tenemos. Nuestra formación hasta la fecha ha sido escasa. Queremos prepararnos y avanzar, pero también necesitamos apoyo y de eso hay muy poco. Hay apuestas, pero no son firmes y, hasta que no las haya, esto seguirá así”.

Todos en modelo B o D Para erradicar los tópicos, afirma el presidente de Iniciativa Gitana, es imprescindible la colaboración de toda la sociedad. “Mientras haya padres que infundan a sus hijos el temor hacia las etnias, hacia el pueblo gitano o cualquier otro pueblo, eso se va trasladando. Es una rueda, pasa a hijos y a nietos”, advierte Jiménez, quien insiste en su llamamiento. “Necesitamos que reconozcan que no estamos como hace cien años, que no somos los mismos, que los gitanos están perfectamente integrados en la sociedad, tenemos nuestras casas y nuestro trabajo”.

La convivencia, asegura, es la mejor receta para desterrar los estereotipos y por eso pide que se instaure en todos los colegios el modelo B o D, para que niños gitanos y payos compartan aulas. “Nosotros no estamos todo el día saliendo en los periódicos por matar a nadie. Los estereotipos siempre estarán, pero es porque no nos conocen. El payo que conoce a un gitano cambia de opinión a la semana”, sentencia.