En tiempos difíciles, hasta la basura adquiere valor si se puede transformar en unos pocos euros o en prendas que vender. Y la fiebre por la ropa usada, cartón, muebles o chatarra metálica no ha estado exenta de dramas. La ciudad de Valencia ha sido escenario de la muerte de un joven que hurtaba ropa de un contenedor y un apuñalamiento motivado por un carro de cartón.

Esta última agresión se produjo el sábado, en la gran vía Fernando El Católico. Un inmigrante rumano que transportaba un carro lleno de cartón y papel fue atacado por un compatriota tras discutir por un asunto relacionado con la recogida de este material. Al parecer, la trifulca tuvo su origen en desacuerdos relacionados con los territorios de ‘trabajo’.

Cada vez es más frecuente ver a personas necesitadas revolviento contenedores o encaramadas a ellos en busca de objetos aprovechables. Esta peligrosa práctica, que puede acarrear enfermedades o lesiones, costó la vida al joven esloveno Haziri B., de 24 años.

Pereció en enero del año pasado al quedar su cuerpo atrapado por una compuerta metálica para introducir bolsas de ropa, en un contenedor del barrio valenciano de Benimaclet.