La noche de juerga iba bien, pero no acabó como esperaba. Cuando se disponía a entrar en uno de los clubes de playa que jalonan el paseo marítimo de Los Álamos, se topó con el rechazo de los porteros. Eran las cuatro de la madrugada y el local estaba a punto de cerrar, dentro de la media hora de margen que tienen los establecimientos para que se vayan marchando los clientes, de forma que las puertas sólo se abren para salir. La explicación no satisfizo a este hombre, de nacionalidad marroquí, que insistió en varias ocasiones en que le permitieran el acceso y, ante la negativa, no dudó en exigir la hoja de reclamaciones para denunciar al establecimiento por lo que consideraba una actitud discriminatorio y xenófoba. Los hechos sucedieron a comienzos de 2010, pero es ahora cuando los dueños del pub se enfrentan a una multa de diez mil euros por infringir el artículo 20.9 de la Ley de Espectáculos Públicos y Actividades Recreativos de Andalucía, que tipifica como infracción grave la utilización de las condiciones de admisión de forma discriminatoria, arbitraria o que vayan en contra de las disposiciones que lo regulan.

La sanción ya ha sido recurrida por el abogado de la sociedad propietaria mediante un escrito en el que aseguran haber actuado correctamente en todo momento, descartando cualquier matiz racista. «Había gente dentro, pero ya estaba cerrado tal y como nos exige la Policía Local. El problema es que este chico consideró que se le estaba discriminando cuando lo único que hicieron los porteros fue cumplir con los horarios de cierre; si fuéramos racistas no tendríamos a varios trabajadores marroquíes en nuestra plantilla y dados de alta en la Seguridad Social desde hace años», explicaba ayer la dueña del establecimiento, a quien pilló por sorpresa el edicto del Ayuntamiento de Torremolinos publicado ayer en el Boletín Oficial de la Provincia (BOP), aunque con fecha del pasado 21 de febrero, en el que se concede un plazo de 15 días hábiles a partir de hoy para presentar alegaciones al expediente sancionador. «Si está recurrido, no sé por qué tiene que salir en el boletín», se preguntaba la responsable del bar de copas.