Del autobús al albergue

El Mundo, , 22-03-2011

El Ayuntamiento desalojó ayer por la mañana a dos familias de gitanos rumanos que vivían en un autocar y una caravana. Posteriormente, una excavadora destruyó los dos vehículos, que estaban acondicionados como viviendas.

En total, 14 personas resultaron afectadas. Frans y Graciela, los cabezas de familia, tienen ocho hijos. Una de ellas es Graciela, que está casada con Ciprian, embarazada y con otros dos niños. En la caravana vivía Graciela con su familia, y el resto en el autobús. El caso de estas personas llevaba dos años coleando. Los curas de la parroquia de San Carlos Borromeo denunciaron que la situación de esta gente se quedaba mucho peor después del desalojo, y protestaron porque ni siquiera les dejaron llevarse el autobús para venderlo como chatarra. El autocar estaba en el camino de Fuencarral a Hortaleza, una calle discreta en el barrio de Las Tablas. Sin embargo, muchos vecinos y oficinistas que hay cerca se habían quejado por la presencia de estos rumanos y de otros que se asentaron en el descampado adyacente.

A Frans le regaló el autocar su jefe, que ya no vive en España. Frans trabajó como vigilante durante siete años, según dijo él mismo. Ahora no tiene empleo y se dedica a la chatarra o a lo que puede. Sus muchos hijos están escolarizados y nunca han dado problemas, según dijeron ayer varios policías municipales que los conocen.

El Samur Social se hizo cargo de las dos familias y los llevó a sendos albergues, uno muy cercano, en la misma calle donde estaban los vehículos, y otro en Valdelatas. No obstante, cuando haya plazas se espera volver a juntarlos a todos.

El autocar por dentro impresionaba por cómo estaba montado: una puerta junto al asiento del conductor, dos literas y un pasillo que llevaba a una cocina, un baño con varias puertas para separar el lavabo del retrete, y al fondo una habitación con cama de matrimonio.

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