La casa de los 'Bartolos' ya es historia

El Correo, IOSU CUETO, 19-03-2011

Una hora y diez minutos. Eso es lo que tardó la casa de los ‘Bartolos’ en convertirse en escombros. El derribo, adelantado por EL CORREO, despertó una gran expectación y fue contemplado por el clan gitano, que protagonizó momentos de tensión y se presentó como una víctima de ‘El Peio’ – como llaman al concejal de Intervención Social – , que les ha «engañado» al quedarse con sus pisos y tirarlos a la primera de cambio. Al final, el grupo se rindió a la evidencia. Ayer desapareció un símbolo en la Avenida de Los Huetos. Y quienes lo han habitado durante 21 años deberán seguir un proceso de reinserción para volver a recibir ayudas.

La demolición empezó a las diez de la mañana y el bloque perdió una a una sus tres plantas con una asombrosa facilidad, muestra de su deteriorado estado. Los ‘mordiscos’ del brazo articulado acapararon la atención de numerosos ciudadanos anónimos, comerciantes del Mercado de Mayoristas y responsables de diversos departamentos municipales, entre ellos los de Seguridad Ciudadana, Urbanismo y Hacienda. «Es un momento histórico», afirmaba en primera línea un satisfecho Peio López de Munain.

El clan gitano liderado por ‘La María’ y Bartolomé Cortés no pudo ocultar su rabia mientras veía caer el edificio desde el campamento que montó el año pasado en las traseras del inmueble, y que ayer aún seguía en pie. El grupo, vigilado de cerca por agentes de la Policía Municipal, se enfrentó primero con la Prensa, pero poco después utilizó los micrófonos para lanzar durísimas críticas contra el Ayuntamiento.

‘La María’, con chaqueta de chándal y falda de lunares, fue la primera en salir al paso. «Grabad, grabad. Mira cómo se cae el bloque. ¿Os va a quedar bonito eh?», lanzó con sarcasmo a los cámaras. Después fue a por el concejal que se ha convertido en único administrador de las siete viviendas y la lonja. «Peio, te dije que vivíamos en una casa en ruinas. ¿Ves como se cae sola?».

«Nos dan una miseria»

Bartolo, su marido, no tenía demasiadas ganas de bromear con el edil socialista. Con gorra gris y su mítica cachava de punta reforzada en la mano, el hombre que da nombre al clan cargó contra el Gabinete Lazcoz. «El Ayuntamiento nos trata como a perros. Tengo 78 años, soy hijo de Vitoria y mira, no me han dado ni un piso ni nada. He hecho el servicio militar aquí, lo que no han hecho otros gitanos. Y luego a los extranjeros que vienen de fuera les dan casa y ayudas. A nosotros nos las quitan», clamaba interrumpido por los gritos de sus familiares.

Uno de sus hijos completó la versión del clan. El joven se refirió a la operación liderada por el edil de Intervención Social, que ha negociado durante meses para comprar las viviendas y la lonja del inmueble tras restar a la factura el dinero que debe el grupo en impuestos y multas. La tasación se antoja raquítica y el pasivo acumulado de infarto, a tenor de lo que denunciaban los propios afectados. «Al final nos vamos por dos pesetas. Hemos firmado contratos pero nos van a dar una puta miseria. ¿Qué piso me voy a comprar yo con lo que me den?», lamentaba el chaval a escasos metros de una hoguera.

La versión de López de Munain, que habló de forma distendida con el grupo, era bien distinta. El concejal comprendió la indignación del clan, pero recordó que «han firmado un convenio de inserción y los pisos ya no eran suyos, porque se los habían expropiado o nos los habían vendido varios hijos del grupo gitano, así que los hemos derribado». El edil socialista se mostró tajante. «O cumplen, o no vuelven a recibir ayudas sociales. No les vamos a dar un piso. Aquí la ley es para todos, y lo siento mucho si el Ayuntamiento ha mirado para otro lado durante tantos años y hasta les pagaba las reparaciones de sus casas. Eso se acabó». El concejal agregó que «es mentira que se queden en la calle. Todos se han buscado la vida. Algunos llevan un año de alquiler y no ha pasado nada».

Mientras tanto, numerosas personas – entre ellas varios menores del grupo gitano – fotografiaban la demolición con sus móviles. Algún vecino confesó que le daban ganas «de brindar con champán». Los mayoristas del mercado, en cambio, ofrecían reflexiones enfrentadas. Unos celebraban que «por fin se ha hecho justicia». Otros, en cambio, criticaban que «el problema se trasladará a otras zonas por una maniobra electoral».

Tras el derribo, López de Munain se reunió con los responsables de la asociación gitana Gao Lacho Drom para informarles de todos los detalles.

Los ‘Bartolos’ se comprometieron a desmontar hoy su campamento en la parcela de Los Huetos.

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