"El móvil y la inmigración nos han obligado a reorientar el negocio"

el locutorio de mikel los arcos abrió con una concepción muy distinta hace 15 años

El público local y los comerciales eran los principales clientes en los primeros años de este establecimiento

Diario de Noticias, a.g., 06-03-2011

pamplona. El pamplonés Mikel Los Arcos ha tenido que adaptar su negocio a base de cambios sociotecnológicos. Cuando se liberalizó el mercado y se posibilitó la venta de minutos de llamadas. decidió abrir un locutorio en la Plaza del Castillo. Fue en 1995 y entonces sus potenciales clientes eran sobre todo navarros que estaban de paso por la capital o comerciales. Con la llegada de las primeras oleadas de inmigración a finales de los 90 comenzó a reorientar su negocio, algo que terminó de hacer con la generalización total del teléfono móvil. La llegada de la crisis hace casi tres años y la enorme competencia de otros locutorios son los últimos escollos a los que toca hacer frente tras casi 16 años en el sector.

“La primera motivación – explica Los Arcos – no iba por el lado de dar un servicio a los inmigrantes, ni muchísimo menos. De hecho, hace 15 años apenas había inmigración. Lo que ocurrió es que había un monopolio de Telefónica para vender minutos y al abrirse la posibilidad de entrar en el mercado vimos una opción de mercado”, aclara Mikel Los Arcos. Junto a otro establecimiento similar situado en Burlada, el suyo fue el primer locutorio de Pamplona que no pertenecía a Telefónica. Las personas que utilizaban móviles eran rara avis por aquel entonces y aún se consideraba un elemento de ejecutivos. Los posibles clientes de este locutorio eran muchísimos: “La idea era tener un local situado en el centro y estar a la disposición de quien pasase, normalmente gente de los pueblos, comerciales que tenían que guardar las facturas y cualquier ciudadano en general que tuviese necesidad de utilizar un teléfono público”.

Tras unos primeros años en los que el negocio siguió los cauces previstos por su promotor, los cambios sociales empujaron a Mikel Los Arcos a reorientar el negocio. “En unos años vino una primera oleada de inmigración y comenzamos a dirigir el negocio hacia la telefonía internacional, aunque manteníamos clientes locales. Empezaron a llegar compañías internacionales como British Telecom vendiendo enormes paquetes de miles de minutos que nosotros revendíamos cargando lo que fuese posible. Al ver que esta porción del mercado se le escapaba, Teléfonica metió mano y desde entonces hasta ahora compramos los minutos a operadores que casi siempre pasan por Telefónica gracias a sus acuerdos”, explica.

Unos años después, entre 1998 y 2003, el teléfono móvil se generaliza y definitivamente llega el momento de centrarse en las llamadas internacionales. “Con la llegada masiva del móvil la comunicación provincial e interprovincial desaparece prácticamente. En principio no nos hace demasiado daño porque la situación económica en occidente era tan buena que no paraban de llegar continuas oleadas de inmigrantes. Definitivamente, las personas de otros países que venían a Navarra se convirtieron en nuestros clientes. El móvil y la inmigración nos han obligado a reorientar el negocio”, añade Los Arcos.

En la actualidad este locutorio de la Plaza del Castillo, como la mayoría de los de la ciudad, tienen en la inmigración su principal clientela. “Son sobre todo inmigrantes que no están del todo establecidos, los que llevan una década en Pamplona tiran más de teléfono fijo con tarjeta, aunque es más caro y la calidad es peor, o Internet para hablar con sus familiares”, explica. No obstante, la proliferación de este tipo de locales ha hecho daño a este pionero establecimiento. En el Casco Viejo se pueden contar hasta ocho locales de este tipo y en toca la ciudad una treintena. “Es una competencia brutal porque son gente muy sacrificada a la que no le importa trabajar 12 horas diarias. Muchos locutorios tendrían que cerrar si se ciñesen a las condiciones europeas de trabajo. Hay más locutorios de los que hacen falta. Además, el goteo de inmigración ha bajado, algunos se han estabilizado y otros incluso se han vuelto a sus países. Es un momento bastante duro para el sector, pero seguiremos luchando”, concluye.

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