La UE necesita barcos para agilizar la evacuación de los miles de extranjeros que huyen del conflicto libio. Bruselas pidió ayer a los socios comunitarios que centren sus esfuerzos en organizar una flota humanitaria que permita articular desde Túnez – el país que más refugiados recibe – un corredor marítimo en dirección a otras zonas del Mediterráneo. El gran problema que se ha presentado en los últimos días es que el aeropuerto tunecino de Djerba está saturado y hay que abrir otra vía para continuar con las repatriaciones.

La comisaria europea de Cooperación Internacional, Kristalina Georgieva, explicó ayer tras su visita a la frontera entre Túnez y Libia que trabajan en la puesta en marcha de un «puente aéreo y marítimo» para llevar a los refugiados a sus países de origen. Los traslados con aviones están muy avanzados y muchos socios comunitarios ya tienen aparatos operando en Djerba. España, que se unió el jueves al dispositivo, colabora con una aeronave que realiza tres vuelos diarios con destino Egipto, lugar de procedencia de la mayoría de extranjeros que abandonan Libia.

El aeropuerto de Djerba se ha quedado pequeño para poder servir de plataforma única para las repatriaciones. Fuentes comunitarias admitieron que con los 50 aviones desplazados al aeródromo tunecino ya «se han saturado» sus pistas, lo que obliga a buscar otras alternativas. Por ello, la UE ha solicitado el envío de barcos para habilitar un corredor marítimo. Países como Turquía, que ha trasladado desde Libia a 21.000 de sus ciudadanos, han utilizado hasta seis navíos en sus rescates. Un ferry navegaba estos días en dirección a Estambul con más de 1.000 pasajeros.

La alta capacidad de las embarcaciones es una ventaja extra que cada vez cobra más importancia por el incesante goteo de extranjeros a través de las fronteras libias. Se calcula que un total de 180.000 personas han salido del país desde que el 15 de febrero estallaron las protestas. La mayoría de ellos han cruzado a Túnez, donde los campamentos de acogida empiezan a tener problemas. La agencia de la ONU para los refugiados (Acnur) aseguró ayer que 17.000 personas esperan su repatriación en territorio tunecino.

Mantas y comida

El sistema diseñado por la UE junto a otros organismos internacionales consiste en alojar en campamentos a los extranjeros nada más atravesar la frontera. Allí se les ofrecen mantas, comida y cuidados médicos hasta que pueden ser embarcardos en un avión desde Túnez hacia su país. El riesgo es que las instalaciones de acogida se desborden y el drama adquiera todavía mayor dimensión.

Ante esta delicada situación, Bruselas trabaja para llevar a cabo las evacuaciones directamente desde tres puertos libios. El principal inconveniente es que las instituciones comunitarias no tienen representantes propios dentro del país norteafricano y esperan a que su seguridad esté garantizada para autorizar su entrada. La UE ni siquiera ha podido contactar con los rebeldes porque todavía no encuentra un interlocutor definido.

Aunque aparentemente el flujo de extranjeros que huyen del conflicto se ha ralentizado, las organizaciones internacionales empiezan a enfrentarse a evacuaciones más complejas. Desde el miércoles, alrededor de 10.000 bangladesíes han llegado a Túnez a pie formando largas columnas y con sus maletas a cuestas. Según la BBC, unos 60.000 ciudadanos del país asiático trabajaban en Libia principalmente en el sector de la construcción.

La Organización Internacional para las Migraciones, que tiene su sede en Ginebra, ya ha organizado dos vuelos para trasladar a Bangladesh a los refugiados. Su repatriación, sin embargo, puede demorarse porque apenas cuentan con apoyo diplomático de su país. Muchos de ellos se han instalado junto al paso fronterizo tunecino a la espera de recibir algún tipo de ayuda. El Gobierno del país asiático ya ha anunciado que no cuenta con ningún plan a gran escala para evacuar a sus ciudadanos y ha pedido a los organismos internacionales que le presten auxilio.